Los objetivos de un juego se pueden catalogar como de uno de estos tipos:
Primarios
Son las metas principales que definen el éxito del jugador dentro del juego, además de definir la narrativa principal o la razón de ser del mismo. Por ejemplo: rescatar a un personaje, derrotar a un jefe final o alcanzar una puntuación alta.
Secundarios
Son metas, normalmente opcionales, que complementan y enriquecen la experiencia del juego. Estos objetivos suelen incentivar la exploración y experimentación en el juego, lo que permite a los jugadores personalizar su experiencia. Ejemplos: recolectar objetos especiales (coleccionables), completar misiones secundarias o desbloquear logros.
Dinámicos
Cambian según el contexto del juego, adaptándose a las decisiones del jugador o eventos emergentes. Por ejemplo, proteger a un aliado inesperado en una misión.
Sociales
En juegos multijugador, pueden incluir competir contra otros jugadores, colaborar para alcanzar metas comunes o construir comunidades virtuales.