A diferencia de las adorables hijas de Nereo, los descendientes de los otros hijos de Ponto – Taumante, Forcis y Ceto (fig. 9)– generan seres no solo anatómicamente monstruosos, en cuanto híbridos de humanos y animales, sino también, por lo general, malvados, peligrosos y dañinos.
Taumante y Electra, hija del Océano, engendraron a Iris y las Harpías. La primera actúa como mensajera de los Olímpicos y, en particular, de Hera. Así la invoca Shakespeare por boca de la diosa Ceres (La tempestad, acto IV).
Los griegos explicaban el nombre de las Harpías (“las raptoras”) porque arrebataban las almas y, como Mormo, Lamía y otros espantajos, se llevaban los niños (fig. 10). Sus nombres mitológicos evocan las tempestades y las tormentas: Aelo (“Borrasca”), Ocípete (“Voladora veloz”) y Celeno (“Oscura”). Se las representa de manera parecida a las Sirenas: unas veces, con un cuerpo de pájaro, garras y plumas, coronado por una cabeza de mujer, y otras, como mujeres aladas. Intervienen en la leyenda de los Argonautas, concretamente en el episodio del rey Fineo (Unidad 4.1).
La pareja formada por Forcis y Ceto tuvo una legión de monstruos, la mayoría de los cuales intervienen en las leyendas de los héroes (cuadro genealógico nº 5). Así, Escila, que tenía cuerpo de mujer, cola pez y perros en la cintura, intentó hacer naufragar a los Argonautas y a Ulises; Perseo, por su parte, se enfrentó con las tres Fórcides apodadas “Grayas” (“Viejas”) por su pelo canoso y que compartían un solo ojo y un único diente; más tarde, con las hermanas de éstas, las terribles Gorgonas (Esteno, Euríale y Medusa) y acabó con Medusa, la única mortal, puesto que la otras dos eran inmortales y exentas de vejez.
Dice Apolodoro (Biblioteca 2.4, 2-3) que "Las Gorgonas tenían cabezas rodeadas de escamas de dragón, grandes colmillos como de jabalí, manos broncíneas y alas doradas con las que volaban; petrificaban a quien las miraba”. Esta descripción coincide con el canon iconográfico que se fijó entre los siglos VII y VI a. C.; pero, a partir del siglo V a.C., Medusa comenzó a representarse con rasgos femeninos y bellos (Unidad 1.2). Cuando Perseo la decapitó, estaba embarazada de Poseidón y de su interior nacieron Crisaor – padre de Gerión, el gigante con tres cuerpos y tres cabezas enemigo de Heracles– y Pegaso, el caballo alado que acompañará en sus aventuras a Belerofontes (fig. 11) (Unidad 4.1).
De Medusa, según Hesíodo (Teogonía 295-300) y, según otros autores, de Forcis y Ceto o de Gea y Tártaro nació la terrible Equidna (la “Víbora”): tenía cuerpo de mujer por arriba y de serpiente por debajo. Equidna se unió con un hijo de Gea, el gigantesco Tifón, y dio a luz a Etón, el águila que atormentaba a Prometeo (Unidad 2.2), a Fea, la cerda de Cronión, eliminada por Teseo, y a monstruos con varias cabezas que fueron muertos o capturados por Heracles: los perros Ortro y Cerbero, y la Hidra de Lerna (Unidad 4.2). La Hidra, por su parte, parió a la Quimera, a la que aniquiló Belerofontes; pero antes ésta había engendrado con el perro Ortro a la Esfinge de Tebas –la leona con cabeza de mujer derrotada por Edipo (Unidad 4.1)– y al León de Nemea, que mató Heracles como el primero de sus Trabajos (Unidad 4.2).
¡Salve, mensajera de mil colores, que jamás desobedeciste a la mujer de Júpiter; que con tus alas de azafrán, sobre mis flores esparces gotas de miel, lluvias refrescantes; y con cada extremo de tu arco azul coronas mis setos vallados y mis planicies sin vegetación, rica franja de mi orgullosa tierra!