Al empezar un proyecto, se necesitará definir los objetivos a conseguir. En la industria de los videojuegos podemos plantear nuestros objetivos según diferentes aspectos, desde aquellos relacionados con el desarrollo de videojuegos (lanzar un juego al año), como objetivos económicos o de contratación de personal.
Una forma sencilla para crear objetivos es distinguir entre objetivos a corto plazo y objetivos a largo plazo. Los objetivos a corto plazo son aquellos que están más cerca, tanto en tiempo como en posibilidades. Son relativamente predecibles y suelen constar de pocos pasos para conseguirlos. En muchas ocasiones son más fáciles de gestionar, y reconducir supone menos complicación. Un ejemplo de objetivo a corto plazo puede ser dar de alta los perfiles de redes sociales de tu empresa de videojuegos. Los objetivos a largo plazo son objetivos que conllevan una mayor complejidad, normalmente tienen varios pasos para conseguirlos y están más distantes cronológicamente. Aunque están afectados por factores externos, los vemos como nuestra luz de guía, el destino al que queremos llegar, y están compuestos de varios objetivos a corto plazo. Un ejemplo de objetivo a largo plazo puede ser terminar el desarrollo de nuestro videojuego.
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Es importante dedicar tiempo a definir estos objetivos, hacerlo de manera consciente y realista, y revisarlos periódicamente para poder afianzarnos en ellos o redireccionar en caso de que no estemos consiguiendo los resultados esperados.
Una forma intuitiva para definir los objetivos es la llamada SMART, siglas:
- Specific
-
Específico, concreto.
- Measurable
-
Medible
- Achievable
-
Alcanzable
- Relevant
-
En el sentido de pertinente.
- Timely
-
Con una fecha límite establecida.