En este punto, reflexionaremos sobre qué es un juego. Los juegos suponen un fenómeno tan diverso como fascinante. Pueden estar basados en objetos tan sencillos como una pelota, aunque en las últimas décadas triunfan especialmente algunos más complejos, como los videojuegos. Pueden ser individuales o estar dirigidos a cientos de jugadores al mismo tiempo, ya sea desde la competición o la colaboración.

Algunos juegos son sencillos y abstractos, como el Tetris, donde tan solo debemos encajar bloques de distintas formas. Sin embargo, muchos de ellos pueden llegar a presentarnos aventuras narrativas tan desarrolladas como las de una novela (como ya hemos visto en el caso de la novela visual, por ejemplo). 

Para entender mejor esta diversidad, el filósofo Ludwig Wittgenstein (1963) imaginó que los juegos pertenecían a una gran familia. Llegó a la conclusión de que no existía ninguna característica clave que se repitiese en todos ellos, pero sí que podemos observar una serie de similitudes que los conectan —al igual que los miembros de una familia que se parecen entre sí—.

Por ejemplo, un nieto y un abuelo pueden no parecerse en nada, pero ambos se asemejan a otro familiar común. En la siguiente figura podemos ver que existe un juego A que comparte ciertas características con un juego B. A su vez, este último comparte otras cosas con el juego C. Sin embargo, entre el juego A y el juego C, no existe ninguna similitud.

Fuente: Egenfeldt-Nielsen et al., 2008, p. 23.
Representación de la teoría de los parecidos familiares de Wittgenstein (1963)

Este enfoque nos ayuda a comprender la esencia del juego y nos permite explorar cómo sus distintos tipos pueden conectarse entre sí. De esta forma, podemos entender el juego como un un medio plástico y flexible (Costikyan, 2002, p. 9), capaz de adaptarse a cualquier formato: librojuegos, películas interactivas, videojuegos, gymkhanas, etc. Por este motivo, el juego tiene un papel muy importante a la hora de desarrollar estrategias transmediales que permitan la interacción y la experimentación.

Como fenómeno cultural y social, Johan Huizinga describió el juego como una actividad capaz de transportarnos a otras realidades más allá de nuestra vida cotidiana. A su vez, lo define como una actividad voluntaria, pero donde también existen una serie de reglas obligatorias, aunque estas sean aceptadas libremente por todos los jugadores.

Jesper Juul (2003) revisó algunas de las definiciones del juego más relevantes de la historia para destacar algunos de los elementos más frecuentes en todos ellos:

1. 1. Reglas: Normas que establecen cómo se debe jugar.
   2. Objetivos: Metas que se persiguen durante el juego
   3. Interacción: Relaciones entre los jugadores y otros componentes del juego.
   4. Resultados: Logros y consecuencias obtenidas debido a nuestras acciones dentro del juego.
   5. Separación respecto al mundo real: Inmersión en una situación ficcional y voluntaria, que realizamos por puro entretenimiento.
   6. Componente social: Interacciones y relaciones personales que se desarrollan entre los participantes. 

Alba Torrebejano Osorio
Investigadora del Área de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada