Finalmente, cabe reflexionar sobre el proceso de elección del juego serio. En este punto conviene saber que existen tres alternativas muy diferentes, cada una de ellas con sus ventajas e inconvenientes:
- La primera opción es utilizar un juego serio que cubre el propósito que estamos buscando conseguir. Si existe ya un juego serio que ha sido creado para lograr el conjunto de competencias específicas que necesitamos, y que ha sido evaluado con usuarios reales demostrando tener eficacia y jugabilidad, sin duda esta sería la mejor alternativa. Sin embargo, es complicado que algún juego serio trabaje justo los objetivos que nosotros requerimos y muchos de los juegos serios que vamos a encontrar son experimentales por lo que no existe una versión estable que podamos usar con garantías de éxito.
- La segunda opción es utilizar un juego comercial con un propósito serio. Si no existe un juego serio que se ajuste a nuestras necesidades, una opción es adaptar el uso de algún videojuego para lograr nuestro propósito. Al tratarse de un videojuego comercial, la diversión está prácticamente garantizada y es probable que los usuarios estén familiarizados con el juego por lo que estarán muy motivados a usarlo. Sin embargo, tendremos que hacer un importante esfuerzo para adaptar el uso del videojuego para lograr el propósito serio y para analizar los progresos de los jugadores en el mismo. En el trabajo de Padilla (2017) pueden consultarse algunas iniciativas muy interesantes en este sentido; como por ejemplo: enseñar geografía con PC Fútbol, habilidades narrativas con Harry Potter, historia con Age of Empires o física y matemáticas con Angry Birds.
- La tercera opción es diseñar y desarrollar un juego serio a medida. Esto tiene la ventaja de que el juego se ajustará plenamente a los objetivos que se desean alcanzar, puede personalizarse para atender la diversidad cognitiva de la audiencia esperada y puede automatizarse el seguimiento y la evaluación para lograr obtener los indicadores que necesitamos de forma inmediata y simple. Sin embargo, la creación de un nuevo videojuego (a medida) supone un gran esfuerzo económico y creativo; y siempre existe el riesgo de que no se alcance el equilibrio lúdico-educativo así como de que la calidad del videojuego sea deficiente, ya que se trata de un proyecto de desarrollo del software de gran envergadura.