Esta corriente deriva de los fundadores de la Sociología, Émile Durkheim, Marcel Mauss y el folclorista Arnold Van Gennep. Según Mauss, el mito es una forma de expresión globalizadora, aunque vinculada a condiciones sociales e históricas variables. Retomando la idea de Durkheim de que la religión es un lenguaje (Les Formes élémentaires de la vie religieuse, 1912), Mauss define al mito como un sistema simbólico codificado verbalmente, que comporta maneras de clasificar los hechos de la experiencia por sus afinidades y antagonismos.
Louis Gernet (Anthropologie de la Grèce antique, 1968), por su parte, estudió el tránsito de los procedimientos religioso-rituales a una reglamentación política y jurídica. Gernet considera que el lenguaje mítico es solidario con las instituciones y las prácticas sociales, y a la mitología – el corpus de todos los mitos-, como una especie de lengua cuyas variantes no quedan enteramente al arbitrio del narrador o del mitógrafo, sino que remiten a una codificación común.
George Dumézil, por su parte, aplicó al estudio de la religión y la mitología indo-europeas los principios de la Filología comparada y de la Sociología histórica (Mythe et Épopée, 1968-1973). Observó que existían analogías estructurales profundas entre las religiones de los pueblos indoeuropeos y propuso la clasificación de los dioses en tres categorías funcionales jerarquizadas: la primera, está relacionada con la soberanía y la potencia mágico-religiosa, en su doble faz, mágico-violenta y jurídico-pacífica; la segunda, con la fuerza física y la actividad guerrera; y la tercera con las actividades agrícolas, el pastoreo y, en general, la fecundidad y la prosperidad del grupo humano.
Claude Lévi-Strauss, por su parte, convierte el Mito (con mayúscula) en el objeto específico de su análisis. En sus Mitológicas (1964) sostiene que el código mítico es un lenguaje en segundo grado, en el que cada mito proviene de otro cuyos elementos se organizan de manera distinta. El “Mito”, según Lévi-Strauss, es el equivalente a la “Lengua” (Langue) del estructuralista Saussure, cuya teoría y método aplica de manera estricta: subdivide la narración hasta alcanzar los “mitemas”, esto es, las unidades mínimas; luego, estos segmentos se agrupan en una columna horizontal, que sigue el orden del relato, y otra vertical, donde los “mitemas” son clasificados en grupos temáticos; finalmente, el análisis atiende al contexto cultural y etnográfico.
La “gramática del Mito” de Lévi-Strauss influyó en la llamada “Escuela de París” conformada por Jean-Pierre Vernant, Marcel Detienne y Pierre Vidal-Naquet, más discípulos y colaboradores como Nicole Loraux, Giulia Sissa o François Hartog. Entre todos ellos destaca, por su talla intelectual y aportaciones, Vernant, quien combinando las perspectivas de la Sociología, la Antropología estructural y el Marxismo, ha abierto nuevas perspectivas a los estudios mitológicos y marcado la orientación de las investigaciones en el último medio siglo a uno y otro lado del Atlántico. Aunque en España su impacto ha sido menor que en otros países, en esta corriente crítica se pueden encuadrar los trabajos de José Carlos Bermejo Barrera y Ana Iriarte Goñi.