De acuerdo con lo anterior, los mitos serían un tipo de relato o fabulación que altera, desfigura o exagera la realidad, pero que, al mismo tiempo, la dota de valores elevados y trascendentes. Implícitamente, pues, se contraponen a otros tipos de relatos y, en particular, al discurso objetivo y unívoco de la Ciencia (Unidad 1.1. Actividades autónomas 1 y 2).
La definición de “mito” por oposición a otros relatos tradicionales fue abordada en diferentes campos:
En el campo de la antropología por por James Frazer (The Golden Bough: A Study in Magic and Religion, 1890)
Según él, los “mitos” se refieren a rituales religiosos, las “leyendas”, a personajes o sucesos acaecidos en un lugar determinado, mientras que los “cuentos” son meros productos de la imaginación.
Franz Boas (Tsimshian Mythology, 1916)
Basándose en sus estudios sobre la tradición oral de este pueblo indígena de Norteamérica, concluyó que no se podían separar tajantemente “cuentos” (tales) y “mitos” (myths), es decir, relatos de entretenimiento y relatos serios, ya que su contenido básico era el mismo y había un continuo trasvase de materiales entre ambas categorías. Por otro lado, aunque los informantes de Boas no distinguían entre las narraciones históricas y las de la edad mítica, cuando hombres y animales estaban mezclados, incluso en este ámbito anacrónico se introducían motivos historicistas.
Bronislaw Malinowski (Myth in Primitive Psychology, 1926)
En sus estudios sobre los indígenas de Nueva Guinea Papúa, estableció tres categorías de relatos: en primer lugar, los “mitos serios”, que abordan temas como los orígenes del universo y de la vida, el problema de la muerte o el descubrimiento de distintas técnicas; en segundo lugar, las “leyendas” de contenido más o menos histórico y, finalmente, los “cuentos” sin otro objetivo que entretener. Según Malinowski, se trata de categorías separadas, por lo que únicamente, los “relatos sagrados” deberían denominarse “mitos”.
Kirk
Por su parte, sostiene una postura ecléctica, aduciendo que, aunque esta repartición es discutible desde el punto de vista teórico, resulta útil a efectos prácticos. En su opinión, los cuentos se refieren a la vida de la gente común, son realistas, sus personajes llevan nombres genéricos, ocurren en un lugar y un tiempo determinados, y poseen una técnica narrativa especial. Por el contrario, los mitos pretenden algo más que contar una historia y están protagonizados por héroes y dioses cuyas actuaciones se sitúan en un tiempo memorable o prestigioso. Con todo, Kirk considera que en lugar de “mito”, se debería hablar de “cuento”, al menos, para referirse a los relatos de la Mitología clásica en su conjunto (1984:31).
En resumen, quizá no anduviera descaminado Károly Kerényi (1972: 34)
Cuando afirmó que no es tanto la materia y la forma, sino la postura del receptor ante ellas la que marca la línea divisoria entre un mito y un cuento popular. En realidad, “mito”, “leyenda” y “cuento” reenvían a un mismo tipo de objeto, es decir, a un relato tradicional, sin autor determinado, mientras que “Mito” es una herramienta conceptual de los estudiosos, sean éstos historiadores del arte o folcloristas.