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3. La planificación financiera: qué es y para qué sirve

 

La realización de un plan financiero o de unas proyecciones financieras para el negocio es una tarea imprescindible que todo equipo emprendedor debe abordar antes de la puesta en marcha, así como revisar de forma continua a lo largo de todo el proceso. 

La planificación financiera consiste en expresar en forma cuantitativa (en unidades monetarias) el modelo de negocio y la estrategia de la empresa para analizar su viabilidad económica (rentabilidad) y financiera (solvencia), así como su riesgo. Por tanto, se trata de un proceso que trata de traducir a términos dinerarios lo que previamente la persona emprendedora o el equipo promotor ha trabajado al generar su modelo de negocio y desarrollar sus políticas y planes estratégicos y funcionales.

Podemos estructurar el contenido del plan financiero en dos partes:

Las proyecciones financieras

Consisten en la elaboración de unos estados financieros previsionales, esto es, proyectados hacia los ejercicios futuros. Estas previsiones suelen estar integradas por, al menos, los siguientes documentos:

  • Plan de inversión y financiación.
  • Cuenta de pérdidas y ganancias previsional.
  • Presupuesto de tesorería.
  • Balance previsional.

El análisis de la viabilidad

Normalmente abarca la evaluación de la sostenibilidad económico-financiera del proyecto a través de diversas métricas, así como la realización de una valoración del proyecto mediante la metodología que resulte más adecuada según la fase en que se encuentre el proyecto emprendedor.

¿Para qué sirve un plan financiero?

1.- En primer lugar, ayuda a determinar cuántos recursos financieros se necesitan y en qué momento para poner en marcha y mantener en funcionamiento el proyecto emprendedor (Manigart y Meuleman, 2018). En la figura 5 se muestra un patrón típico de evolución de los flujos de caja acumulados de la empresa emergente. Es frecuente que, en las etapas tempranas del proceso de creación de una nueva empresa, se tenga que incurrir en inversiones y gastos importantes (para la validación de la idea o la generación de prototipos, por ejemplo), si bien el proyecto aún no es capaz de generar ingresos con su actividad de explotación que permitan generar tesorería suficiente para atenderlos.  Se suele llamar “valle de la muerte” a este período en que las salidas de caja del proyecto exceden sus entradas de caja y que, normalmente, precisa de la búsqueda de financiación externa procedente tanto de los propios promotores o de terceros (inversores, ayudas, etc). El plan financiero permite cuantificar estas necesidades financieras

Gráfico sobre la evolución típica del flujo de caja de una nueva empresa
Figura 5. Evolución típica del flujo de caja de una nueva empresa. Fuente: elaboración propia, adaptado de manigart y Meuleman (2018)

 

2.- En segundo lugar, el proceso de planificación financiera implica reflexionar y definir cuáles van a ser las principales estrategias y políticas financieras de la empresa. Así, decisiones sobre el dimensionamiento de la empresa, la preferencia por fuentes de financiación propias o ajenas, si se va a vender al contado o a crédito, qué nivel de existencias se va a mantener en los almacenes, cómo se van a distribuir los beneficios, que ritmo de crecimiento se va a asumir, entre otras, son analizadas en este proceso de planificación.

 Finalmente, de cara a la presentación de la empresa frente a terceros, especialmente frente a los diferentes agentes financiadores, es normalmente imprescindible mostrar estas proyecciones financieras del proyecto y las hipótesis en que se sustentan, por lo que los equipos emprendedores deben ser capaces de entender sus números para poder entrar en la conversación con sus potenciales inversores.

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