Como hemos expuesto en el apartado anterior, la protección de la costa se basa en emplear distintas estrategias que permitan mantener “fija” la posición de la línea de costa, y/o “evitar” las inundaciones. Con mantener fija la posición de la línea de costa, nos referimos a que sus movimientos se encuentren acotados, de forma que no se produzcan grandes desplazamientos ni fuertes erosiones. Por otro lado, más que impedir de forma completa que se produzcan inundaciones, igualmente hacemos referencia a reducir su impacto y su frecuencia.
En la actualidad, las estrategias de protección de la costa se engloban en dos grandes grupos:
Soluciones ingenieriles tradicionales
Son las que se han ido empleando a lo largo de la historia y alrededor de las cuales hay una mayor experiencia y conocimiento. Se subdividen en dos grupos:
- Soluciones “duras”: son aquellas que se basan en el empleo de estructuras marítimas con ocupación de la línea de costa, como pueden ser espigones o diques exentos.
- Soluciones “blandas”: son aquellas que no emplean estructuras marítimas, como las regeneraciones (aportaciones) artificiales de arena, así como otras que pueden basarse en la adecuada gestión de dunas naturales o artificiales.
Soluciones basadas en imitar a la naturaleza
Desde hace unos años se están potenciando las soluciones basadas en imitar el comportamiento natural de los sistemas, que sean menos intrusivas y que además permitan potenciar el desarrollo de los servicios ecosistémicos.
A continuación, se van a introducir los principales rasgos característicos de las tipologías anteriores.