Las principales estrategias que tradicionalmente se pueden seguir para proteger un tramo de costa o mitigar los efectos no deseados son las que se describen a continuación.
No hacer nada
Hay ocasiones en las que la mejor alternativa es no hacer nada, es decir, no intervenir en el territorio y permitir que el sistema se siga comportando de manera natural. Por ello, estas estrategias se pueden aplicar en zonas donde no haya grandes infraestructuras, servicios o poblaciones que puedan verse afectadas. En las tipologías expuestas en el apartado anterior, estaríamos haciendo referencia a las zonas no urbanizadas.
Adaptarse a los cambios en el entorno costero
La siguiente alternativa menos intrusiva sería adaptarse y convivir con los cambios en el entorno. Ello puede suponer el hecho de asumir o aceptar la pérdida de ciertos bienes o infraestructuras que no afecten a servicios esenciales o prioritarios, y siempre teniendo en cuenta lo máximo admisible. Igualmente, convivir con las inundaciones cuando éstas produzcan daños menores que puedan ser reparados. En ese sentido, desde distintos ámbitos se están planteando, por ejemplo, nuevas soluciones constructivas que permitan ubicar recursos elevados en el terreno, permitiendo así el paso del agua bajo los mismos, de forma que se puedan adaptar a futuras subidas del nivel del mar.
Reubicación de recursos y otros elementos
La siguiente alternativa supondría la reubicación de recursos y otros elementos, trasladándose a zonas alejadas de la costa y que se encuentran por tanto protegidas de las inundaciones y que no dependan de los cambios en la configuración de esta. Así, en aquellos países en los que las construcciones no requieren de grandes cimentaciones es factible mover infraestructuras menores (por ejemplo, casas portátiles) para situarlas en zonas más seguras. En países como España, donde predominan las cimentaciones de hormigón, esta alternativa resulta muy compleja y costosa.
Protección de la costa
Como vemos, las tres alternativas anteriores buscan no intervenir en la costa de manera artificial, es decir, limitar el impacto humano. Sin embargo, en países desarrollados las tres alternativas anteriores se usan en pocas ocasiones, estando reservadas en general para aquellas zonas que, como se ha expuesto en el apartado anterior, no se encuentren urbanizadas. En zonas muy desarrolladas, se recurre a las medidas de protección de la costa, que tienen dos objetivos principales:
- Mantener la posición de la línea de costa.
- Evitar las inundaciones.