En primer lugar, es conveniente diferenciar un primer rasgo característico de la morfología del tramo de costa, que tendrá gran impacto en la gestión futura: las elevaciones medias de la zona costera y los tramos interiores. En aquellas zonas en las que estas elevaciones sean muy bajas y las pendientes muy suaves, un leve incremento del nivel del mar por efecto del calentamiento global implicará la inundación de grandes extensiones de terreno que actualmente se encuentran emergidas. Por el contrario, en zonas con pendientes más elevadas e incluso tramos de acantilados, las afecciones serán menores. Este simple análisis ya determina unas morfologías costeras que sufrirán de manera muy marcada las consecuencias del cambio climático: los estuarios y los deltas.
Los estuarios y los deltas tienen pendientes muy bajas, lo que facilita la penetración de la marea y donde los impactos de un ascenso del nivel del mar serán más evidentes. En los tramos de costa no asociados a deltas o estuarios se dan casuísticas similares, aunque cada tramo de costa presenta sus propias especificidades. Por ello, antes de avanzar conviene hacer una clasificación en distintas tipologías:
Tramo de costa (p.ej. un tramo de playa) abierto al mar y urbanizado
Suelen ser zonas de pendientes suaves o moderadas, con un elevado número de servicios y con atracción para el turismo. En caso de ser necesaria la protección de la costa, se suele realizar mediante regeneraciones de playa que, como veremos, tiene un bajo impacto visual y ambiental. En estas zonas las previsiones indican que el ascenso del nivel del mar producirá una pérdida de playa y un incremento de las inundaciones extremas en el futuro. Existen numerosos ejemplos a nivel mundial, entre los que podemos destacar el levante español, la costa de California (EEUU) y gran parte de la costa holandesa.
Tramos de costa abiertos al mar no urbanizados
Nos referimos a tramos de costa “vírgenes”, en el sentido de que se encuentran en condiciones naturales, o en los cuales los usos pueden estar relacionados con la agricultura. En estos casos, igualmente las pendientes suelen ser suaves o moderadas, y no suelen tener medidas de protección de la costa. Los riesgos futuros a los que se enfrentan como consecuencia del calentamiento global son a mayores inundaciones y pérdida de costa, así como a la posible pérdida de producción agrícola por un incremento de la salinización del territorio. En la costa de Granada aún quedan tramos de costa en los que se pueden apreciar cultivos, e igualmente a nivel mundial en distintos países.
Deltas “urbanizados”
Se trata de deltas fluviales cuyo tramo final se encuentra urbanizado, habitualmente incluso con presencia de poblaciones importantes. Los principales riesgos futuros a los que se enfrenta son al incremento de la inundación combinada por efectos marinos y fluviales. Asimismo, la subida de los niveles de agua en el subsuelo puede afectar a construcciones e infraestructuras. En relación con los deltas, es importante resaltar también que muchos de ellos se encuentran en condiciones de regresión debido a la masiva regulación fluvial que ha tenido lugar en muchos países desde comienzos del siglo XX. Como caso más relevante a nivel mundial, cabe mencionar el retroceso del delta del Nilo tras la construcción de la presa de Asuán.
Deltas “no urbanizados”
En este caso, se hace referencia a deltas donde predominan los usos agrícolas gracias a las bondades de este terreno para el cultivo. Los riesgos derivados del calentamiento global son similares a los anteriores, incluyendo en este caso la pérdida de capacidad de cultivo por incremento de la salinidad. En España destaca el delta del Ebro como caso de estudio característico.
Estuarios “urbanizados”
Numerosos estuarios albergan amplias zonas urbanizadas, contando con servicios, infraestructuras e incluso grandes ciudades, como es el caso de la ciudad de Hamburgo situada en el estuario del río Elba o la ciudad de Buenos Aires situada en el estuario del río de la Plata. Es habitual que el estuario tenga diversos ramales y que cuenta con infraestructuras portuarias y de servicios relacionados con el transporte. Por ello, las principales consecuencias esperables en el futuro son un incremento severo de las inundaciones, afecciones a la operatividad en las operaciones de transporte, y posibles daños a infraestructuras derivados de la subida de los niveles de agua en el subsuelo.
Estuarios “no urbanizados”
Finalmente, en el caso de estuarios no urbanizados, las afecciones serán similares a los deltas rurales, con incremento de las inundaciones y potencial pérdida de zonas de cultivo por incremento de la salinidad.
Teniendo en cuenta lo anterior, se aprecia cómo hay zonas cuya protección será más urgente que aquellas en las cuales las intervenciones humanas no han sido tan relevantes. A continuación, se exponen las principales estrategias que se pueden seguir, y se abordarán sus principales características.
Actividad propuesta: Haciendo uso de Google Earth, identifique distintas ejemplos a lo largo del planeta de las tipologías expuestas anteriormente. Investigue si en alguna de ellas ya se están visualizando y mostrando los efectos del calentamiento global y cambio climático.