Introducción: ¿qué es la costa?
En primer lugar, es importante definir qué entendemos por costa desde un punto de vista ingenieril y de protección de la franja costera. Habitualmente se entiende que la costa es la frontera entre los medios marino y terrestre, es la zona de transferencia y mezcla de agua, sustancias y vida. Sin embargo, con frecuencia se puede confundir con la playa, siendo la costa algo más amplio que, como ahora describiremos, abarca una amplia zona del territorio.
Sobre la costa actúan diferentes agentes, como el oleaje, la marea o el viento, cuyas características dependen de la zona considerada y que no hacen sino modificar los procesos físicos que la modelan. Se considera como una de las zonas más activas del planeta. Así pues, para conocer la dinámica de la costa es esencial ser capaces de analizar el impacto que los diferentes agentes tienen sobre ella.
Si se considera un perfil transversal que arranque en la zona sumergida a grandes profundidades y se acerque hacia tierra firme, desde un punto de vista centrado en la dinámica litoral la costa comienza allí donde el oleaje empieza a sentir el fondo, es decir, en el lugar en el que los procesos de transformación del oleaje comienzan a modificar los parámetros característicos de dicho oleaje debido al fondo marino. Esta profundidad no es fija, ya que depende, entre otras variables, de los parámetros del oleaje que se esté considerando, pero un orden de magnitud razonable sería entre 50 y 100 metros de profundidad. Por ello, para conocer y poder modelar con precisión el oleaje que llega a un cierto tramo de costa, es necesario disponer (al menos) de información batimétrica hasta la profundidad anteriormente citada; es decir, es necesario disponer de información sobre la morfología de la plataforma continental. En dicha plataforma se pueden encontrar distintos accidentes y formaciones geológicas (p.ej. islotes, antiguos cauces fluviales ahora sumergidos, barras o cambios bruscos en la batimetría) que tienen un fuerte impacto en la propagación del oleaje.
Una vez definido el límite en aguas profundas, es necesario definir el límite en tierra. Este límite se puede definir como la cota hasta la que penetra el “mar” (agua salada), tanto en condiciones medias como en condiciones extremas. En los estuarios y deltas, el límite en el interior (aguas arriba) se suele fijar allí hasta donde la marea astronómica penetra en condiciones extremas. Como ejemplo característico que permita al lector hacerse una idea de lo que esto puede suponer, en el río Guadalquivir la marea astronómica llega hasta la ciudad de Sevilla, lo que supone una distancia superior a los 80 kilómetros de río desde la desembocadura en el Golfo de Cádiz a lo largo de lo que se conoce como el estuario del río Guadalquivir. En los tramos de costa arenosa o acantilados se suele situar este límite allí donde el mar llega en los escenarios extremos (temporales). Esta definición es compleja, ya que por un lado la morfología de la costa es cambiante, y por otro los agentes y sus combinaciones igualmente son difíciles de estimar y prever.
Propuesta actividad: Consulte el libro de Bosbom y Stive (2022) cuya referencia se proporciona al final del documento, y elabore un esquema gráfico de la “costa” y sus diferentes partes. Reflexione sobre la complejidad de definir el límite en la zona emergida.