Durante la picadura, una mosca o mosquito infectado introduce larvas de tercer estadío en la piel del huésped humano, donde penetran en la herida de la picadura. Según la especie los adultos que se desarrollan a partir de éstas larvas tendrán distintas localizaciones.
- En el caso de la filariasis linfática las larvas se internalizan en vasos linfáticos donde se desarrollan en adultos morfométricamente diferentes según el sexo, siendo la hembra de mayor tamaño. Los adultos producen microfilarias y tienen periodicidad nocturna, excepto las microfilarias del Pacífico Sur que no tienen una periodicidad marcada. Las microfilarias migran hacia los canales linfáticos y sanguíneos moviéndose activamente a través de la linfa y la sangre.
- En el caso de la filariasis cutánea las larvas de tercer estadío se localizan en la herida producida tras la mordedura del insecto vector. Posteriormente las larvas penetran en los tejidos subcutáneos y las larvas se desarrollan hasta adultos (hembras de mayor tamaño que machos), que comúnmente residen en nódulos de tejido conectivo (hasta 15 años). En los nódulos subcutáneos, los gusanos hembra son capaces de producir microfilarias durante aproximadamente 9 años. Ocasionalmente se encuentran en sangre periférica, orina y esputo.
A continuación los mosquitos o moscas según la especie ingieren las microfilarias durante la picadura. Después de la ingestión, algunas microfilarias se abren camino a través de la pared del proventrículo y la porción cardíaca del intestino medio del mosquito y llegan a los músculos torácicos. Allí, las microfilarias se desarrollan en larvas de primer estadio y, posteriormente, en larvas infectivas de tercer estadio. Las larvas infecciosas de la tercera etapa migran a través del hemocele a la prosbócide del mosquito completando el ciclo para infectar a otro ser humano cuando el vector se alimente de sangre (figura 8).

Figura 8. Ciclo de vida de filariasis linfáticas y cutáneas. Fuente: CDC
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¿Sabías qué? Algunas microfilarias tienen ritmos circadianos para adaptarse a los hábitos nocturnos y diurnos de su vector específico, lo que optimiza sus posibilidades para la transmisión.