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2.2.2.2. Escenas de tragedias en la cerámica griega

 

La manufactura de vasos pintados generó una importante actividad económica en distintas ciudades y colonias griegas, y sus productos se exportaron al resto del Mediterráneo. Entre los siglos IV al II a.C., esta industria decae hasta desaparecer en Atenas, pero florece en el sur de Italia. De hecho, a partir del s. IV a. C. la producción de vasos pintados casi se circunscribe a regiones de la Magna Grecia, como Apulia y Campania. Los vasos greco-itálicos son particularmente importantes como testimonio de los temas mitológicos tratados por el teatro, tanto en tragedias perdidas - caso del Prometeo liberado de Esquilo (fig. 51 )-, como en las conservadas.

Valgan, como botón de muestra, las plasmaciones en vasos apulios y campanos de escenas pertenecientes a las tres obras que componen la Orestíada de Esquilo (Unidad 4.3):

- De Agamenón, la muerte de Casandra a manos de Clitemnestra (fig. 52) y el asesinato de Agamenón por Egisto, el amante de la reina (fig. 53) .

- De Coéforos, el encuentro de Electra y Orestes donde acuerdan vengar a su padre (fig. 54), lo que cumple Orestes matando a Egisto y a su propia madre (figs. 55-56).

- Y, finalmente, de Euménides, cómo las Erinias, ávidas por vengar a Clitemnestra, persiguen a Orestes, que se refugia en el templo de Delfos, donde Apolo lo purifica de su crimen (fig. 57).

Durante el periodo arcaico, este género de la figuración, junto con el alfabeto, fue una de las principales herramientas de difusión del helenismo en el Mediterráneo y, especialmente, en Etruria. De hecho, muchas de las piezas cerámicas comentadas, entre ellas el Vaso François, se han hallado en los ajuares funerarios de tumbas etruscas.

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