A pesar de sus ventajas, la animación híbrida presenta ciertos desafíos. Lograr una integración armónica entre los elementos 2D y 3D puede ser complicado, especialmente cuando se trata de equilibrar texturas, iluminación o perspectivas. Estas inconsistencias pueden afectar la coherencia visual si no se manejan adecuadamente.
La solución a estos retos radica en una planificación meticulosa desde las primeras etapas del diseño conceptual. Es crucial que los equipos creativos definan cómo interactuarán los elementos 2D y 3D, asegurándose de que se complementen en lugar de competir. Además, el uso de herramientas especializadas y pruebas frecuentes durante el desarrollo puede ayudar a mantener la calidad visual y técnica.