Cuando se han prototipado y definido elementos del desarrollo, el diseñador es el encargado de comprobar que las futuras iteraciones de estos funcionan acorde a lo esperado. Este proceso se llama “seguimiento”, e incluye tareas de balanceo de parámetros, ajustes de definiciones y requisitos, peticiones a otros departamentos y una evaluación continua del estado de la característica a implementar.
Las habilidades de seguimiento se desarrollan con la experiencia, pero hay herramientas que permiten que se haga de manera semiautomática. Sin embargo, el diseñador encargado de comprobar el funcionamiento de la mecánica o sistema debe de tener en mente la experiencia final, además de los tiempos de desarrollo que permitan extenderse más o menos en el tiempo con el pulido de dicha característica.
Un buen seguimiento puede marcar la diferencia entre un proyecto que es exitoso y funciona bien, de uno que acaba sin publicar por falta de recursos. Al fin y al cabo, en el peor de los casos habría que recortar mecánicas del juego para priorizar otras que aporten más a la experiencia deseada o permitan al desarrollador cumplir con los plazos de entrega. Este proceso solo se puede realizar bien si se ha llevado una correcta supervisión de cada uno de los aspectos que componen el juego.