Preservar y justificar las decisiones de diseño para poder tener un punto en común al que acudir es algo crucial en el desarrollo de un proyecto. La documentación ayuda a prevenir pérdidas de información, y evita que cada vez que alguien del equipo tenga una duda específica de algo que ya está definido, tenga que molestar al diseñador para pedir detalles.
También ayudan a plasmar decisiones de diseño de una manera más concreta y concisa, concretándolas de manera que todo el equipo de diseño puede discutir sobre papel si la forma de implementar un aspecto del desarrollo es la correcta, o si hace falta buscar una alternativa.
Idealmente, la documentación es algo que siempre se mantiene vivo. No solo a la hora de implementar lo especificado, sino que de cara a futuros proyectos puede ser interesante consultarla para analizar decisiones pasadas (MálagaJam, 2024).
Es tan importante decidir qué aspectos de un proyecto hay que documentar, como aquellos que no. Normalmente, es crucial reflejar en un documento la definición de sistemas y mecánicas, pero también puede haber guías de estilo, documentos técnicos, referencias… Es trabajo del equipo decidir si merece la pena o no escribir un documento que refleje la información pertinente de cada uno de los departamentos, dependiendo de los tiempos de desarrollo y la intención (o no) de reutilizar ese trabajo en el futuro. Artistas, programadores y productores son responsables de escribir documentos que aporten de cara al futuro, ya que esta tarea no es exclusiva del diseñador.
