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3.3. Los amores de Afrodita

 

Según la mitología, Afrodita tuvo amoríos con dioses y hombres. Paradójicamente, aunque cada uno de los Inmortales “deseaba que fuera su esposa legítima y llevársela a casa, admirados como estaban por la belleza de Citerea” (Himno homérico VI.16 -18), acabó casada con Hefesto, el único feo y, además, tullido. Algunas fuentes afirman que de este matrimonio nació Eros, pero, como se ha dicho, en general el dios alado se consideraba fruto de sus amores adúlteros con Ares, al igual que Hímeros, Anteros, Harmonía,  el Miedo y el Terror (Unidad 3.3). Afrodita tuvo con Dioniso a Príapo, dotado de un falo descomunal, semidiós de los huertos y jardines, que  protegía contra los ladrones y los envidiosos (fig. 60);  y con Hermes, a Hermafrodito, que poseía atributos de los dos sexos (Unidad 3.3).

El Himno homérico V cuenta cómo Cipris se enamoró del troyano Anquises, cuando cuidaba sus vacas en el Ida de Frigia, nada más verlo; y cómo, tomando la figura de una hermosa doncella, se acostó con él y concibió a Eneas (fig. 61). De Eneas nació Julo (o Yulo), el antepasado legendario de Julio Cesar; éste instauró en Roma el culto de Venus Genetrix (“Madre”), diosa tutelar de la dinastía Julio-Claudia (fig. 62).

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