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6. Interacciones con otros organismos

 

Los mosquitos, además de desempeñar una importante labor en los ecosistemas como transmisores de patógenos, también interaccionan con otros organismos del medio suponiendo, por ejemplo, una importante fuente de alimento para diferentes especies. Así, las fases acuáticas de los mosquitos son presas comunes de diferentes especies, como peces, que se alimentan de ellos. De hecho, en la lucha contra los vectores de la malaria, se introdujeron ejemplares de Gambusia como depredadores, las cuales han producido importantes costes ecosistémicos por su carácter invasor. A la lista de depredadores de las fases acuáticas de los mosquitos tenemos que añadir también diferentes invertebrados, tales como las larvas de las libélulas. En su fase de adultos, los mosquitos también son depredados por diferentes organismos que incluyen aves y mamíferos. Por ejemplo, en algunas especies de murciélagos como Vespadelus vulturnus, se encontraron restos de mosquitos en el 55% de los individuos muestreados, aunque la importancia de estos insectos en la dieta de los murciélagos debe variar ampliamente entre especies (Gonsalves et al. 2013). En un estudio desarrollado en España, los investigadores recolectaron 6 muestras de heces de una colonia de Pipistrellus pygmaeus y pudieron constatar la presencia de restos de la especie de mosquito Cx. pipiens en 5 de esas muestras, registrando también la capacidad de estos murciélagos para alimentarse de otras especies como Culex theileri y Culiseta longiareolata (Puig-Montserrat et al. 2020). Diferentes especies de aves insectívoras consumen mosquitos como parte de su dieta, donde las especies más relevantes al respecto incluyen a golondrinas, aviones, currucas y gorriones (ver Bonds, Collins & Gouagna 2022 para una revisión reciente al respecto). Los mosquitos también sirven de fuente de alimento para otras especies parásitas. Este es el caso del jején, Culicoides anopheles, el cual se ha registrado en numerosas ocasiones alimentándose de la sangre ingerida por mosquitos de diferentes géneros como Aedes, Anopheles, Armigeres y Culex (Ma et al. 2013).

Otro rol a considerar de los mosquitos es su interacción con plantas actuando como polinizadores. Aunque inicialmente existía cierta controversia sobre si los mosquitos eran simplemente “ladrones de néctar”, que no realizaban una polinización efectiva, recientes estudios han mostrado que especies como Cx. pipiens son visitadores florales frecuentes capaces de portar polen e inducir la formación de semillas de algunas plantas (Peach & Gries 2016).

Por último, cabría destacar las interacciones que estos insectos tienen con otros organismos especialmente debido a la importancia que poseen en términos de transmisión de patógenos, como pueden ser las bacterias presentes en su microbiota. La microbiota intestinal es el conjunto de microorganismos que se encuentran en el tracto digestivo. Como ocurre con los seres humanos y otros animales, los mosquitos presentan microorganismos en su interior que, entre otros efectos, determinan en el desarrollo de los patógenos, pudiendo afectar a sus dinámicas de transmisión. Diferentes estudios han mostrado tanto un efecto facilitador de algunos grupos de bacterias como un efecto inhibidor por parte de otros grupos, siendo por tanto esencial entender que grupos de bacterias están relacionados con la capacidad vectorial de cada especie de mosquito. Actualmente, se está llevando a cabo una intensa investigación por parte de la comunidad científica con el fin de identificar la composición de la microbiota de los mosquitos en condiciones naturales, los factores que determinan su variación y su relevancia en la transmisión de patógenos. Entre los factores que parecen afectar a la composición de la microbiota de los mosquitos se han identificado variables tanto ambientales como bióticas, ligadas a la propia identidad de los mosquitos. En el caso de los factores ambientales, podemos encontrar claras diferencias en la microbiota de los mosquitos en función del área de origen de estos insectos. Por otro lado, también podemos identificar diferentes factores bióticos que determinan la composición de la microbiota de los insectos tales como la especie de mosquito de que se trate (Muturi et al. 2017), pero también el sexo de los ejemplares, su estadío vital o sus fuentes de alimento.

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