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1. Ciclo vital de los mosquitos

 

El ciclo de vida de los mosquitos es complejo e incluye 4 fases claramente diferenciadas que habitan tanto medios acuáticos como terrestres en función de su estadio. Estas 4 fases de desarrollo son embrión (que se desarrolla en el interior del huevo), larva, pupa e imago (el estadio adulto final) (figura 1). Son, por tanto, insectos holometábolos, es decir que sufren una metamorfosis completa. Tras el apareamiento la hembra comienza a desarrollar los huevos en su interior que serán depositados en diferentes medios en función de la especie, desde directamente sobre el agua hasta superficies secas susceptibles de inundarse. Los huevos pueden ser más o menos dependientes del agua y suelen actuar como estadios de resistencia capaces de soportar condiciones más desfavorables. Cuando las condiciones son adecuadas el embrión completa su desarrollo y emerge del huevo en forma de larva en un medio acuático. La larva se desarrolla en el medio acuático incrementando su tamaño y acumulando reservas hasta que se transforma en pupa. La pupa es móvil y es el último estadio acuático, en él se completa el desarrollo y emerge el adulto alado (Figura 1). La duración del ciclo de vida es muy dependiente de la especie y la cantidad de alimento, pero también de la temperatura, cuyo incremento, dentro de ciertos límites, acelera el desarrollo. Por ejemplo, en el caso de Cx. pipiens, mientras que el desarrollo a 16 ºC suele tardar alrededor de 30 días, si la temperatura se incrementa hasta 28 ºC el tiempo de desarrollo se reduce a menos de 10 días (Ciota et al. 2014). Es muy importante, por tanto, considerar la temperatura a la hora de estudiar el ciclo de vida de los mosquitos o de predecir la emergencia de mosquitos.

Imag_1Figura 1. Ciclo de vida del mosquito sin incluir la fase de embrión. El mosquito adulto alado (fase terrestre, arriba en el centro), la larva (fase acuática, abajo en la zona derecha) y pupa (fase acuática, abajo en el lado izquierdo). Fuente: imagen creada con Biorender.com.

Los mosquitos son insectos dioicos, esto es, presentan adultos macho y hembra separados, con particularidades en cuanto a su morfología y comportamiento que nos permiten diferenciarlos con facilidad. Por ejemplo, en el caso de los machos podemos encontrar antenas plumosas en sus cabezas, siendo estas más sencillas en el caso de las hembras (Figura 2). Además, el desarrollo de una genitalia externa en el caso de los machos difiere de las hembras.

En cuanto al comportamiento cabría señalar que las hembras son el único sexo hematófago, esto es, que se alimentan de sangre. Esta sangre es requerida como aporte proteico para el desarrollo de sus huevos, con el fin de completar su ciclo vital. Pero la sangre no es el único requerimiento nutricional de los mosquitos, estos requieren otros aportes nutricionales para desarrollar su ciclo vital, que encuentran precisamente en secreciones azucaradas de plantas (p.e. néctar). Esto hace que algunos mosquitos puedan jugar un papel como polinizadores de diferentes especies de plantas en algunos ecosistemas (Lahondère et al. 2020).

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Figura 2. Mosquitos adultos donde podemos apreciar la diferencia entre las antenas de las hembras (izquierda) y los machos (derecha). 

Fuente: Imágenes creadas por ArtsyBee (pixabay; user_id:462611).

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