Las competencias de liderazgo son habilidades, conocimientos y características que un líder debe poseer para dirigir y gestionar equipos de manera efectiva.
Se piensa que para poder ser grandes líderes hay que poseer un amplio número de capacidades y competencias bien desarrolladas, la realidad es que no es necesario ser ni superhéroes ni superheroínas para liderar a otras personas.
En general, algunas de las competencias que más se suelen relacionar con el liderazgo son:
- Empatía o capacidad para comprender las emociones y preocupaciones de los miembros del equipo, lo que facilita la creación de relaciones sólidas, el manejo de conflictos y la resolución de problemas.
- Comunicación efectiva para transmitir ideas y directrices de manera clara y comprensible, así como la escucha activa de todos los miembros del equipo.
- Elevada inteligencia emocional que ayude a gestionar las propias emociones y a responder adecuadamente a las de los demás.
- Alta motivación que pueda servir de ejemplo y de inspiración a los miembros del equipo.
- Dotes de creatividad e innovación para fomentar el pensamiento creativo y nuevas ideas de mejora.
- Alto grado de adaptabilidad a entornos cambiantes ayudando al equipo a gestionar los cambios, minimizando la resistencia que estos producen.
Según la revista Harvard Deusto en su monográfico de octubre de 2023 denominado “Liderazgo para una nueva era”, conceptos como “flexibilidad”, “colaboración”, “persuasión” o “integridad” se postulan como protagonistas en una era en la que el pensamiento adaptativo, el aprendizaje a través de la experimentación, la apuesta por la creatividad, la cooperación y la inteligencia emocional juegan un papel determinante.
Las competencias de liderazgo son interdependientes y se complementan entre sí. Los líderes efectivos cultivan y desarrollan estas competencias a lo largo del tiempo, adaptándolas según las necesidades cambiantes del entorno y las personas que lideran.
Numerosos autores destacan una característica común en los/as grandes líderes que no es otra que la humildad, ya que liderar y dirigir a otras personas para ellos está más centrado en la satisfacción de hacerlo que en la necesidad de conseguir prestigio, poder y reconocimiento.
El filósofo Lao Tsé ya dijo en el Siglo VI a.c.: “El mejor líder es aquel que nadie sabe que es el líder.”
