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2. ¿Qué son las NARRATIVAS DIGITALES?

Antes de contestar esta pregunta debemos comenzar haciéndonos otra aún más básica: “¿Qué es una narrativa?“. Si reducimos la multiplicidad de variantes genéricas e históricas, y recordando que la narrativa ya formaba parte de los tipos de mímesis que distinguía Aristóteles en su Poética (la “mímesis diegética”), podemos recordar un par de definiciones  propuestas por dos de las grandes narratólogas contemporáneas, Mieke Bal y Marie-Laure Ryan. La definición de Bal es amplia, pero merece la pena recogerla por el potencial intuitivo que encierra a la hora de pensar en una narrativa ampliada a los medios digitales:

“Un texto narrativo será aquel en el que un agente relate una narración. Una historia es una fábula presentada de cierta manera. Una fábula es una serie de acontecimientos lógica y cronológicamente relacionados que unos actores causan o experimentan. Un acontecimiento es la transición de un estado a otro. Los actores son agentes que llevan a cabo las acciones. No son necesariamente humanos. Actuar se define aquí como causar o experimentar un acontecimiento”

Bal, 1990, p. 13 

Marie-Laure Ryan, una de las teóricas principales de la narrativa digital, afirmaba por su parte que una narrativa es “la enunciación de un relato organizada en una secuencia de acontecimientos relacionados causalmente, protagonizada por unos personajes, motivados por un conflicto y que tienden hacia una resolución final” (Ryan, 2009, p. 43). El gran reto de los narradores digitales es pensar, escribir y realizar sus narrativas de tal modo que se ceda efectivamente una parte de la agencia en la construcción de la historia a sus lectores, espectadores o jugadores.   

En efecto, en la actualidad, los medios de comunicación y los sectores de la cultura y el entretenimiento han abrazado nuevas formas de narración focalizadas, cada vez más,  en la experiencia del usuario. Este contexto de digitalización está determinado por conceptos como la hibridación, la remediación y el bricolaje apuntados por Deuze (2006), donde las nuevas tecnologías no pueden ser concebidas como herramientas independientes al margen de su interacción con las prácticas sociales, y la convivencia de diferentes tecnologías no sólo determina nuevos avances técnicos, sino que éstos evolucionan hacia nuevas formas y modos. En consecuencia, el contexto digital actual no sólo ha propiciado una transformación de estructuras productivas y de modelos comunicativos, sino que la verdadera innovación o los cambios principales se han articulado a través de la experiencia del usuario y en las posibilidades que ofrecen los nuevos discursos y narrativas que en este Mooc llamamos “narrativas digitales”.

A partir de ahí, volvemos a preguntarnos en este inicio ¿cuáles son las características “diferenciales” de las narrativas digitales? de ese amplio y heterogéneo conjunto de narrativas que componen los videojuegos narrativos (aventuras conversacionales, aventuras gráficas, juegos de rol, etc.); la literatura hipertextual e hipermedia; el cine interactivo; el documental interactivo (idoc o webdoc); las novelas visuales; las narrativas transmedia, etc. Para poder dar respuesta a esa pregunta tenemos que seguir cuestionándonos por otro concepto fundamental: 

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