En el mundo real, todo lo que hacemos y todo lo que ocurre a nuestro alrededor produce algún sonido. Por esa razón, los jugadores esperamos que nuestras acciones en el mundo de juego produzcan algún sonido, igual que ocurre en el mundo real. Estos sonidos no tienen por qué ser realistas, pero tienen que ser creíbles y coherentes con lo que vemos.
Por otro lado, el sonido se usa a menudo para reforzar lo que vemos. Cosas que nosotros entendemos con facilidad en el mundo real pueden ser difíciles de ver a través de una pantalla, y el sonido puede ayudarnos en esa tarea:
- ¿Ese coche dentro del juego está corriendo mucho? El ruido del motor nos da una pista.
- ¿Esa puerta es tan grande como parece? El ruido que hace al abrirla nos da una idea de si lo es.
- ¿Estamos en un espacio amplio? La reverberación o el eco de nuestros propios pasos nos dice si estamos en un espacio abierto, una habitación, un hall, una caverna o el interior de una catedral.
- ¿El suelo está solamente mojado o está encharcado? De nuevo, el ruido de nuestros pasos nos dará esa información.
Toda esa información es muy valiosa para las personas que juegan, y por eso los videojuegos han tenido desde sus inicios los mejores efectos de sonido que era posible conseguir con la tecnología de cada época. Incluso Pong (1972) o Asteroids (1979) tenían efectos de sonido muy básicos, para reforzar lo que pasaba en pantalla, y para transmitir con efectividad a los jugadores las cosas que estaban ocurriendo dentro del juego.
Para que nuestro juego tenga sonido, tenemos que resolver dos problemas:
- Crear los efectos de sonido y la música que nuestro juego necesita.
- Incorporar los efectos de sonido y la música a nuestro juego para que suenen en el momento adecuado.
