Esta decisión implica elegir el lugar donde ubicar las instalaciones de la empresa y, por tanto, la ubicación en la que situar geográficamente a los distintos factores de producción, tanto humanos como materiales, para la obtención del bien o la prestación del servicio. Esta es otra de las decisiones relevantes que deben tomar los emprendedores cuando se preparan para poner en marcha su negocio. Constituye una decisión estratégica a largo plazo, ya que, una vez tomada, revertirla no suele ser tarea sencilla ni inmediata, aunque con diferencias según el tipo de actividad y según se trate de empresas manufactureras o de servicios, como se verá más adelante.

En las empresas de fabricación de bienes esta decisión viene guiada normalmente por el objetivo de minimizar los costes de la localización (coste del terreno, costes de los servicios del emplazamiento, costes de transporte desde la ubicación elegida), mientras que en las empresas de servicios primará la maximización de ingresos y de la satisfacción de los clientes (proximidad al mercado potencial, visibilidad del emplazamiento para aumentar las ventas, reducción de los costes de desplazamiento de los clientes).

La decisión sobre localización tiene implicaciones estructurales mayores o menores dependiendo del sector y tipo de actividad. Así, la decisión de localización es más rígida para actividades industriales en términos de alcance temporal, inversiones necesarias y estructura de costes, mientras que es más flexible para muchas actividades de servicios. Pensemos, por ejemplo, en una empresa de servicios profesionales: el emprendedor podrá prestar muchos de sus servicios con su ordenador desde cualquier localización, gracias al avance de las TIC, Internet y el trabajo en la nube. El ejemplo extremo de esta flexibilidad en la localización es el nomadismo digital, que consiste en cambiar frecuentemente la ubicación desde la que se trabaja. Se ha popularizado entre emprendedores que pueden teletrabajar para atender a sus clientes y gestionar su negocio. Esta tendencia abre el debate sobre la fijación de la sede social de la empresa, que sí debe estar vinculada a una localización fija. La decisión sobre la sede social tiene importantes implicaciones fiscales, por tanto, para estos nómadas digitales es una elección muy relevante, que cada vez ofrece más alternativas en función de la legislación y las ventajas fiscales de cada país. Según un reciente artículo publicado en 20minutos.es (7/8/2023), el 63% de los emprendedores españoles estaría dispuesto a crear su empresa fuera de España. Por otro lado, la nueva Ley de Startups (aprobada en diciembre de 2022) ha hecho que España suba puestos en la lista de destinos más deseados por los nómadas digitales.

Volviendo a la decisión de localización tradicional, en la que el emprendedor debe decidir la ubicación física de su centro de operaciones (ya sea una actividad manufacturera o de servicios), cabe mencionar que, en el caso de negocios pequeños y/o incipientes, esta decisión viene limitada, normalmente, por el alcance local del mercado al inicio de las actividades, así como por el conocimiento de dicho mercado y su entorno. Así, ante la limitación de opciones, en la mayoría de los casos esta decisión vendrá guiada por factores preferenciales del emprendedor, tales como la ciudad o provincia en la que vive.