El calor generado por la actividad metabólica en un hospedador se considera una señal de corto alcance, ya que éste debe situarse a menos de un metro de distancia del mosquito para que se produzca una atracción (van Breugel et al. 2015). De ahí que Ae. aegypti únicamente muestre atracción hacia el ser humano cuando la fuente de calor está próxima (Van Breugel et al. 2015).
Una vez el mosquito se ha posado sobre su hospedador es capaz de detectar los puntos con mayor radiación térmica, y gracias a las células especializadas presentes en la probóscide que detectan esta señal térmica, especies como Anopheles stephensi pueden realizar una buena toma de sangre (Maekawa et al. 2011). La respuesta del mosquito al calor y a la humedad emitidos por el hospedador se ve incrementada cuando se combinan con otros estímulos como el olor (Lehane, 2005; Spitzen et al. 2013).