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1.2. Sistema Sensorial Olfativo

 

Un mosquito debe integrar información sensorial multimodal antes de comprometerse a elegir un hospedador, por ello, es necesario combinar las señales visuales con otro tipo de señales, tales como las químicas. Para detectar dichas señales, los mosquitos están equipados con tres órganos olfativos periféricos altamente sofisticados situados en la cabeza. Se trata de los palpos maxilares, las antenas y la probóscide (Fig.1) (Leal et al 2013; Athrey et al. 2017), que difieren en su morfología dependiendo de la especie y el sexo.

Las antenas y los palpos contienen estructuras parecidas a cabellos llamadas sensilas, también presentes en la probóscide, pero en menor proporción (Hill et al. 2009). Por lo tanto, las antenas y los palpos son los dos órganos principales en la quimiorrecepción. Estas sensilas también son responsables de la detección térmica e higroscópica, cuando sus neuronas sensoriales son activadas por las emanaciones del hospedador. En cada uno de estos tres órganos se encuentran las neuronas receptoras olfativas (conocidas como ORNs por sus siglas en inglés: Olfactory Receptor Neuron) capaces de detectar y transmitir información interna de los compuestos orgánicos volátiles (VOCs, siglas en inglés: Volatile Organic Compounds) presentes en el ambiente. Las respuestas principales de las ORNs frente a un estímulo suelen ser de dos tipos: excitación o inhibición (Qui & van Loon 2010), y las diferencias radican en los patrones de inervación cerebral. Apoyados por su sistema olfativo y las tres clases de receptores específicos presentes en él, los mosquitos detectan los diferentes estímulos gracias a: receptor gustativo (GRs, siglas en inglés: Gustatory Receptors), receptores ionotrópicos (IRs, Ionotropic Receptors) y receptores olorosos (ORs, Odorant Receptors) (Suh et al. 2014). Los tres receptores son responsables de detectar VOCs, IRs es especialmente sensible en detectar aldehídos, alcoholes, ésteres, ketonas y terpenos, mientras que ORs detecta principalmente ácidos carboxílicos y aminas, mientras que GRs está más enfocado en la detección del CO2. Todos estos compuestos se han encontrado en hospedadores humanos y no-humanos.

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