Los mosquitos son sensibles en detectar objetos oscuros que contrastan mucho con el fondo, y suelen agregarse alrededor de objetos y animales de color negro, o personas que, por ejemplo, lleven ropa de color oscuro (Datta & Dhiman 2020). Así, el color o la intensidad del contraste con el fondo parece jugar un papel más importante en la atracción de los mosquitos que el color o la intensidad de la luz (Yan et al. 2021; Alonso San Alberto et al. 2022). Una posible explicación es que los colores oscuros absorben más calor en comparación con otros colores, y como la temperatura es uno de los factores que median en la atracción de los mosquitos, éstos se decantan por hospedadores con tonalidades más oscuras que desprenden más calor. Los fotorreceptores de mosquitos con hábitos nocturnos, como Anopheles gambiae, se ajustan en función de la intensidad de la luz regulada por los niveles de rodopsinas. Esto podría mejorar la sensibilidad visual hacia un potencial hospedador en condiciones de poca luz (Moon et al. 2014). A diferencia de Anopheles, las señales visuales parecen ser más cruciales para especies diurnas, como Aedes y Culex. En el control de mosquitos vectores, este comportamiento es de gran utilidad para desarrollar trampas específicas en función de la especie. Sin embargo, aún se conoce poco sobre los comportamientos guiados por señales visuales en los mosquitos en la selección del hospedador y en cómo se integran con otros sentidos.
1.3. ¿Qué nos hace más atractivos a la picadura de los mosquitos?
2.1. Estímulos Visuales
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