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5.3. CIENCIA Y COMUNICACIÓN: EXPERIENCIAS EN TRANSFERENCIA

Introducción

Comencemos este módulo haciéndonos una pregunta: ¿Cuándo comenzó la comunicación de la ciencia? 

Hay cierto consenso teórico de que esto se produjo en el Renacimiento. Muchos eruditos de filosofía natural o primeros astrónomos hacían públicos sus hallazgos. Es el momento en que Galileo escribe “El mensajero de las estrellas” (1610). El siglo XVII es el momento habitualmente destacado como inicio de la comunicación de la ciencia porque aparecen las llamadas academias de ciencias: Academia dei Lincei de Roma (1603), la Royal Society de Londres (1662) y Academia de ciencias de París (1667). Empiezan a aparecer además los que podrían considerarse los primeros museos de ciencia. 

Y sería, más bien, a partir del siglo XVIII, cuando podríamos hablar de científicos profesionales: aquellos que enseñaban sus propias investigaciones científicas en las universidades y que formaban a otros científicos. En parte también de esta difusión social de la ciencia resultó la primera revolución industrial. De tal crecimiento y explosión de conocimientos y aplicaciones prácticas, en el Siglo XIX surge la necesidad de la puesta en común de vocabulario, metodologías, resultados, etc. Emerge así una de las expresiones más propias de la actual comunicación científica: interpares. 

En la misma época, aunque las revistas especializadas habían aparecido ya dos siglos antes, aparece el primer caso de revista científica en su sentido contemporáneo, Nature (1869), al que luego siguió Science (1880). Será igualmente a finales del Siglo XIX cuando, especialmente en su dimensión aplicada, la ciencia empieza a ocupar un lugar habitual en periódicos y otras publicaciones similares. Hablamos de los años de implantación de la energía eléctrica y del origen de las exposiciones universales, donde se mostraban los últimos inventos y los principales avances científicos. 

A principios del Siglo XX, el incremento de la complejidad científico-tecnológica requiere de un tipo de periodismo más especializado. El periodismo científico se convirtió en una asignatura en la Universidad de Berlín en 1921. Tras la segunda guerra mundial, con la transferencia civil de sus innumerables productos tecnocientíficos (energéticos, de salud, de telecomunicaciones), unida a los avances tecnológicos que revolucionaron los propios medios de comunicación (como la aparición y generalización de la televisión), los mass media tuvieron que ir concediendo cada vez más espacio a la ciencia y la tecnología, ya fuera para divulgar o informar sobre las mismas al gran público. El primer suplemento semanal sobre ciencia en un periódico, el Science Times, nació el 14 de noviembre de 1978. Y en estas últimas décadas hemos asistido a un cambio de paradigma: ya no se trata de informar de forma unidireccional, ahora se busca que el público se involucre y participe en la comunicación de la ciencia. 

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