Introducción
Los virus transmitidos por artrópodos vectores (arbovirus) son considerados emergentes y reemergentes ya que en las últimas décadas se han incrementado en número y en extensión geográfica. Esta emergencia se debe al cambio global, que entre otros factores afectan, el cambio climático (favoreciendo la proliferación y expansión de los vectores) y la globalización (favoreciendo la expansión de los vectores y virus a nuevas áreas geográficas).
El potencial emergente y re-emergente de estos virus es muy elevado, por lo que para la OMS los arbovirus son una amenaza para la salud pública a nivel mundial y en 2022 ha lanzado la 'Iniciativa Mundial sobre Arbovirus' para hacer frente a estos virus con potencial epidémico y pandémico, centrándose en la vigilancia del riesgo, la prevención de pandemias, la detección, la respuesta y la creación de una coalición de socios (1). Los virus que las producen están presentes en todo el mundo y particularmente relevantes son los arbovirus transmitidos por mosquitos, entre los que podemos destacar los virus dengue, zika, chikungunya, fiebre amarilla, mayaro, fiebre del Valle del Rift, encefalitis Japonesa y West Nile entre otros (2).
En España hay presentes tres arbovirus endémicos que producen infección grave en humanos, como son los virus Toscana, West Nile y fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, pero en esta sección se hará énfasis en otros virus que son emergentes en otras partes del mundo y que pueden producir casos de infecciones importadas, debido a la alta circulación y emergencia que estos presentan en la actualidad (3). En particular, se tratarán los virus dengue (VDEN), chikungunya (VCHK), zika (VZIK) y fiebre amarilla (VFA), los cuales además podrían asentarse en nuestro país debido a la presencia de su vector de transmisión.
Estos arbovirus son enfermedades de declaración obligatoria a nivel nacional, con lo que se pretende detectar, evaluar y notificar eventos que puedan constituir una emergencia de salud pública ya que la rapidez en la declaración de estos casos es muy importante para tener un registro en el número de casos, pero sobre todo, para poder llevar a cabo un control entomológico, evitando así el asentamiento y la propagación de la enfermedad. En el caso de detección de casos autóctonos de arbovirosis importadas, la notificación, además de obligatoria, es urgente (4).
Los cuatro virus a los que vamos a hacer referencia, se transmiten por mosquitos del género Aedes, principalmente Aedes aegypti (conocido como mosquito de la fiebre amarilla y considerado el vector principal a nivel mundial) pero también Aedes albopictus (mosquito tigre), siendo los hospedadores vertebrados el hombre (ciclo urbano) y los primates (ciclo rural).
Estos virus son un claro ejemplo de emergencia en las últimas décadas, como se puede constatar por la continua expansión de VDEN a nivel global (5) o por las recientes epidemias ocurridas por los VCHIK y VZIK en el continente americano. En América no se había detectado circulación de VCHIK y VZIK hasta su introducción en 2013 y 2015, respectivamente. Una vez introducidos, y dado que sus vectores (mosquitos Aedes) ya estaban presentes, se produjo una rápida expansión a muchos países, afectando a millones de personas localmente y a viajeros que visitaban esas zonas (6). Tal fue la emergencia del VZIK, que la OMS declaró el estado de emergencia de salud pública a nivel internacional en el año 2016, debido a su potencial epidémico y a las complicaciones detectadas a nivel neurológico y, sobre todo, a los casos de microcefalia descritas en algunos fetos de madres infectadas durante el embarazo (7).
En países europeos como España, Italia o Francia, aumentaron como consecuencia los casos importados (8,9) y el riesgo de transmisión autóctona de estos virus, debido a la presencia en estos países de unos de sus vectores de transmisión, el mosquito tigre (Ae. albopictus) y en el caso de Madeira y entorno del Mar Negro por la presencia de Ae. aegypti.
La transmisión local o autóctona de estos virus se produce cuando un viajero infectado, en los primeros días de la enfermedad (fase virémica) es picado por mosquitos locales, los cuales pueden infectarse y transmitir la infección a otras personas residentes en la zona. De hecho, en los últimos años, se han descrito casos de transmisión autóctona (por el mosquito tigre) en países como Francia (VDEN, VZIK y VCHK), Italia (VCHK) o España (VDEN) (10-11).
Como tratamos en otros apartados del curso, Ae albopictus es considerada una especie invasora que se ha diseminado a nivel global en las últimas décadas, debido principalmente al tráfico internacional de neumáticos usados y plantas. Desde su primera detección en la región europea (Albania, 1979) (12) no ha dejado de colonizar nuevos territorios y actualmente está ampliamente distribuido en la cuenca mediterránea. Italia, Francia o España se encuentran entre los países más afectados. En España, fue detectado por primera vez en Barcelona en el año 2004 (13) y desde entonces su avance ha sido imparable, extendiéndose a muchas regiones del país, sobre todo por la costa del Mediterráneo. Es un vector que presenta una plasticidad ecológica que le hace adaptarse de manera muy eficiente a nuevas áreas, criando en pequeños reservorios de agua y siendo de difícil control (14).
Debido a esta expansión del mosquito por el país y el riesgo que esto supone, y al riesgo de la posible re-introducción y asentamiento de otros vectores como Ae.aegypti, en el año 2016 se elaboró el Plan Nacional de preparación y Respuesta frente a enfermedades transmitidas por vectores: Dengue, Zika y Chikungunya (15).
Dada la emergencia actual de estos virus y a su circulación endémica en muchas zonas del mundo, y sobre todo con la llegada de éstos al continente americano, representan un riesgo de salud pública para territorios no endémicos en los que están presentes mosquitos del género Aedes como ocurre, entre otros lugares, en diversos países de Europa, entre ellos España. Debido a que estos virus comparten síntomas clínicos y también distribución geográfica, es muy importante tener una buena sospecha clínica y realizar un buen diagnóstico microbiológico diferencial para confirmar la infección por cualquiera de ellos. En España, la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) dispone de Protocolos de Vigilancia para cada uno de estos cuatro virus en los que se hace énfasis al agente etiológico, a la enfermedad que producen y la vigilancia de la misma, así como a las medidas de Salud Pública a adoptar (16, 17, 18, 19).