El VZIK es otro flavivirus transmitido principalmente por mosquitos género Aedes, habiéndose descrito otros modos de transmisión como de la madre al feto durante el embarazo, contacto sexual, transfusión de sangre y productos sanguíneos y el trasplante de órganos. Se han descrito dos linajes de este virus, uno africano y otro asiático, siendo este último el responsable de su reciente expansión.
El virus se identificó por vez primera en macacos en Uganda en 1947 y posteriormente, en 1952, en humanos en Uganda y Tanzania (27). Entre los años sesenta y ochenta se detectaron infecciones humanas esporádicas raras en África y Asia respectivamente, generalmente acompañadas de enfermedad leve, habiéndose notificado en el mundo sólo 14 casos humanos de infección por VZIK hasta el año 2007. Precisamente fue en el 2007 cuando se registró el primer brote que ocurrió en la Isla de Yap (Micronesia), de donde se expandió por el sudeste asiático, con epidemias en Camboya (2010), Tailandia (2012-13) y, más recientemente, en la Polinesia francesa (2013-14) y otros territorios del Pacífico.
En marzo de 2015 se detectó en Brasil, produciendo un gran brote, siendo la primera introducción del virus en América, expandiéndose por el continente. Hasta la fecha, 86 países y territorios han notificado casos de infección por el VZIK transmitida por mosquitos.
En los brotes ocurridos en la Polinesia Francesa y Brasil se observó un incremento en el número de casos de síndrome de Guillain-Barré (enfermedad autoinmune que causa una parálisis flácida) y además en el de Brasil, se asoció la infección por VZIK y la microcefalia, siendo tal la situación que la OMS declaró el estado de emergencia de salud pública a nivel internacional el 1 de febrero de 2016. El VZIK está incluido en la lista que ha desarrollado la OMS y que determina aquellas enfermedades que representan un riesgo para la salud pública debido a su potencial epidémico y para las cuales no existen o no hay contramedidas suficientes, priorizando así su investigación y desarrollo en contextos de emergencia de salud pública (28). A partir de 2017 los casos han descendido considerablemente en las áreas con transmisión autóctona, aunque se han seguido notificando casos procedentes de América Latina, África, Asia y Pacífico.
En Asia, las investigaciones retrospectivas y la vigilancia epidemiológica sugieren una amplia distribución geográfica del virus, mientras que en África, la información sobre la circulación sigue siendo limitada. Entre 2015 y 2019, 22 países de UE informaron 2.414 casos de enfermedad de VZIK asociados a viajes a través de TESSy (Sistema Europeo de Vigilancia). En 2016 se notificaron 2.059 casos relacionados con viajes, y desde entonces el número de nuevos casos asociados con viajes disminuyó considerablemente: 264 en 2017, 48 en 2018 y 18 en 2019 (29).
En Europa, están presentes las especies invasoras de vectores Ae. albopictus y Ae. japonicus, los cuales han demostrado ser competentes para el virus en estudios de laboratorio (30-31), siendo su competencia menor que la de Ae. Aegypti. La probabilidad de transmisión del VZIK por mosquitos es muy baja durante la primavera, mientras que, durante el verano y el otoño, cuando las temperaturas y la abundancia de vectores son más altas, la transmisión autóctona es posible, si el virus es introducido por un viajero virémico. De hecho, en otoño del 2019 se han registrado los primeros casos autóctonos en humanos en Francia (32). En España, se han reportado casos importados en viajeros procedentes de zona endémica y 7 casos que han sido casos considerados como autóctonos, 2 por transmisión sexual y 5 casos congénitos (16).
Por lo general, la mayoría de las infecciones son asintomáticas, pero 1 de cada 4 (20-25%) infecciones suele producir una enfermedad leve, conocida como fiebre del Zika, caracterizada por fiebre, conjuntivitis, artralgias, mialgias, exantema en cara y tronco, malestar y cefaleas. El periodo de incubación es de 3 a 14 días (normalmente 1 semana) si la transmisión ha sido vectorial, o de 12 a 44 días si la transmisión ha sido vía sexual.
Las complicaciones más importantes de la infección son el síndrome de Guillain-Barré, neuropatía y mielitis, sobre todo en adultos y niños mayores, y en caso de infección durante el embarazo (especialmente en el primer trimestre), el virus se puede transmitir de la madre al feto y producir microcefalia (debida a la pérdida de tejido cerebral o a un desarrollo cerebral anormal) y otras malformaciones congénitas (contracturas de los miembros, hipertonía muscular, alteraciones oculares y sordera), pero también se ha descrito parto prematuro, aborto espontáneo y muerte intrauterina. Se estima que entre un 5–15% de los hijos de mujeres infectadas durante el embarazo presentan complicaciones relacionadas con el virus y pueden aparecer tras infecciones sintomáticas o asintomáticas (27).
No hay tratamiento específico para la infección por el VZIK ni para las enfermedades a las que se asocia y se recomienda reposo, beber abundantes líquidos y tomar medicamentos para el dolor y la fiebre. De momento no hay vacuna disponible ni antivirales efectivos, aunque hay muchos candidatos en desarrollo (33-34). En cuanto a la prevención, como en todas las enfermedades transmitidas por mosquitos, es fundamental la protección contra las picaduras de los mosquitos mediante medidas de protección personal como el uso de ropa que cubra al máximo el cuerpo (pantalones largos y camisas de manga larga, preferiblemente de colores claros), instalar barreras físicas (mosquiteras) en los edificios, mantener puertas y ventanas cerradas, y utilizar repelentes de insectos.
El diagnóstico sólo se puede confirmar mediante pruebas de laboratorio, ya que los síntomas son muy similares a otras infecciones por arbovirus, como dengue, chikungunya o fiebre amarilla entre otros, con los cuales además comparte área de distribución. El diagnóstico de laboratorio es complicado, ya que la viremia es de corta duración en la fase aguda, y existe una alta reactividad cruzada a nivel serológico con otros miembros del género flavivirus por su similitud antigénica. Así como para otras arbovirosis, el correcto diagnóstico de la enfermedad debe combinar tanto métodos moleculares como serológicos.
El diagnóstico de laboratorio se basa en la detección de RNA viral (hasta el quinto día de la enfermedad) y en la determinación de la presencia de IgM o seroconversión (aparición de la IgG). La detección de anticuerpos mediante técnicas serológicas (IF y/o ELISA), necesitan ser confirmadas por NT, debido a la previamente citada existencia de reacciones cruzadas, lo que dificulta el diagnóstico serológico, aspecto especialmente importante cuando hay que hacer diagnóstico diferencial con VDEN o contra los que podría estar vacunado (como el VFA). El VZIK se ha detectado en sangre completa, suero, plasma, orina, líquido cefalorraquídeo y amniótico, semen, exudado vaginal, leche materna y saliva.
La muestra de saliva no parece aportar beneficios respecto a la muestra de suero. Se recomienda el análisis principalmente en muestras de sangre, suero y orina, debido a que es donde se ha visto mayor carga viral y de mayor duración. Las muestras de orina pueden extender el período de detección viral hasta un mes tras el inicio de los síntomas. La persistencia del virus en semen, en los casos en los que ocurre, dura hasta tres meses desde el inicio de los síntomas, aunque hay casos aislados donde la detección en este fluido es más prolongada. En algunos casos, la muestra de semen puede contribuir al diagnóstico del VZIK, si bien no es una muestra “estándar” en el diagnóstico microbiológico de la infección. Igualmente, se ha detectado persistencia a largo plazo del virus en el líquido amniótico y en tejidos fetales. Se recomienda analizar muestras de LCR por métodos serológicos y moleculares ante la sospecha de infección neurológica por VZIK (26).