El virus chikungunya (VCHK), pertenece al género Alphavirus, familia Togaviridae y está compuesto por 30 especies virales y 8 sero-complejos basados en sus características antigénicas, perteneciendo el VCHK al complejo antigénico Semliki Forest que también contiene los virus Mayaro, O`nyong-nyong y Ross River (35). El genoma viral está formado por ARN monocatenario de polaridad positiva de unos 11.8 Kb de longitud con dos fragmentos de lectura ORF1 y ORF2 que codifican para 4 proteínas no estructurales (NSP1 a NSP4), 3 proteínas estructurales (C, E1 y E2) y dos pequeños péptidos (E3 y 6K). Mediante estudios moleculares se han identificado tres genotipos principales que difieren en el genoma, características antigénicas y distribución geográfica, y son los genotipos: África Occidental, África Oriental/Central/Sudafricana (ECSA) y Asiático. Al igual que otros virus, el VCHK presenta 2 ciclos: uno selvático, cuyos hospedadores son mosquitos del género Aedes (sobre todo Ae. aegypti) y primates, y otro urbano, que involucra mosquitos y seres humanos (36).
La enfermedad fue descrita por primera vez en humanos en el sur de Tanzania en 1952, y desde entonces se han producido brotes intermitentes en zonas de Asia y en África, donde la enfermedad es endémica. Antes del 2000, las epidemias por VCHK eran esporádicas y principalmente en África y Asia, pero a partir de entonces los brotes han sido más frecuentes.
En 2004, una importante epidemia comenzó en el este de Kenia, y se extendió a varios lugares del Océano Índico, India y Sudeste Asiático Entre 2005 y 2006 una gran epidemia ocurrió en la isla Reunión, donde afectó a más de un tercio de la población y causó la muerte de 250 personas. En esta epidemia se observaron complicaciones clínicas no asociadas previamente al VCHK, y además se vio una mutación viral en la glicoproteína E1 (mutación A226V), que le permitió adaptarse a una mejor transmisión en el mosquito Ae. albopictus.
Esta adaptación posiblemente ha facilitado la producción de epidemias y brotes descritas por el VCHK en Asia, la India y Europa (37). De hecho, en el año 2007 se notificó un brote en Italia en el que se registraron más de 200 casos, donde el virus (muy relacionado al genotipo ECSA y con la mutación E1-A226V) fue aislado de humanos y Ae. albopictus confirmándose así que en Europa podían darse brotes de la enfermedad debidos a la transmisión por este mosquito (38) al igual que en otro pequeño brote en Francia en el año 2010.
En los últimos años han seguido sucediendo brotes epidémicos en diferentes países en África y sobre todo en Asia, como el detectado en Indonesia en 2011-2012. En 2013, la Organización Mundial de la Salud informó la primera transmisión local del virus en las Américas, registrados en la parte francesa de la isla caribeña de San Martín, extendiéndose rápidamente por todo el continente, donde el número de casos acumulados desde entonces hasta finales de 2017 ascendió a cerca de 2,7 millones, siendo Brasil, República Dominicana, Colombia, Costa Rica y Guadalupe los países más afectados (39). En Europa en el 2013, el ECDC notificó 72 casos importados, siendo los países más afectados Francia, Reino Unido y Alemania, aunque la mayor carga de esta enfermedad en Europa se dio en 2014, con casi 1500 casos (la mayoría en Francia y Reino Unido). En 2014 Francia confirmó otra vez casos endémicos en el sur del país. En 2015, en Europa el número de casos se redujo a 624, ocurriendo lo mismo en el continente americano. En 2016 en América se comunicaron la mitad que en el año anterior y en Europa menos 500 casos. En 2017, el ECDC notificó casos 548 en 10 países, el 84% de ellos confirmados. Más del 50% se dieron en Italia. Por primera vez desde 2014, se volvieron a notificar casos autóctonos en Europa (en Francia y en Italia) (40).
La infección es generalmente sintomática y se resuelve usualmente a los 7-14 días, aunque se cree que un 3-25% de las infecciones son asintomáticas. El período de incubación varía entre 1 y 12 días y los síntomas comienzan generalmente de 4 a 8 días después de la picadura de mosquitos. Los síntomas más comunes son fiebre alta, escalofríos, dolor de cabeza, náuseas/vómitos, mialgia/artralgia persistente y a veces debilitante y erupción cutánea.
La principal manifestación es un dolor severo en las articulaciones por lo general dura unos pocos días, pero puede persistir durante meses o incluso años, reduciendo severamente la calidad de vida de los pacientes, siendo esto producido por una persistencia viral en las articulaciones, daños en los tejidos causados por la infección, exacerbación de un dolor pre-existente y/o causas genéticas. Se han descrito casos ocasionales de complicaciones oculares (dolor retro-orbital y conjuntivitis), neurológicas (fotofobia, convulsiones y síndrome de Guillain-Barré), así como molestias gastrointestinales. Las manifestaciones hemorrágicas son muy raras (gingivorragia, epistaxis, hematemesis y melena). Aunque las complicaciones graves son poco frecuentes, la enfermedad puede conducir hasta la muerte, siendo esto muy raro y casi siempre relacionado con otros problemas de salud existentes, principalmente en pacientes de edad avanzada o en casos en los que el sistema inmunológico estaba debilitado.
Se cree que las personas que se recuperan de la enfermedad quedan inmunizadas de por vida. La infección en el embarazo puede dar lugar a abortos espontáneos y transmisión materno-infantil en el período perinatal. Las embarazadas pueden transmitir el VCHK a los recién nacidos mediante transmisión vertical y la cesárea no parece prevenir esta transmisión (41).
No existe una vacuna o tratamiento específico. El tratamiento es sintomático y en el 98% de los casos ambulatorio y se basa fundamentalmente en la hidratación y aliviar los síntomas, para lo que suele aconsejarse paracetamol. El mejor método para prevenir la infección, como en todas las enfermedades transmitidas por mosquitos, es evitar la picadura del mosquito (uso de repelentes, camisas y pantalones largos, mosquiteras, etc).
El diagnóstico de laboratorio depende de la calidad, el volumen y el período de la toma de muestra durante el curso de la infección. Como en todas las arbovirosis, esta puede diagnosticarse mediante la detección directa del virus o mediante la detección de los anticuerpos (Ac) que la infección produce en el paciente. Las muestras agudas (obtenidas dentro de la primera semana de la enfermedad) permiten el diagnóstico de infección aguda por métodos directos: aislamiento del virus en el cultivo celular o detección del ARN por RT-PCR. Si la muestra se ha tomado tras la primera semana del inicio de síntomas, el diagnóstico debe realizarse por métodos indirectos, basados en la búsqueda de anticuerpos IgM y/o IgG en muestras pareadas, un suero en el período agudo y otro convaleciente. Los Ac-IgM persisten durante 3 a 4 meses, salvo en los pacientes con infección crónica, en quienes pueden persistir hasta 2 años y los Ac-IgG permanecen detectables durante años después de la infección, o incluso de por vida (42). Los métodos serológicos puedan dar falsos positivos, debido a la reactividad cruzada con otros alfavirus, como los virus Mayaro (endémico en América), O'nyong-nyong (endémico en África) y Sindbis (endémico en Asia, Oceanía, pero sobre todo en el norte de Europa y África), los cuales además de circular en áreas geográficas comunes al VCHK, producen la misma sintomatología clínica. En estos casos, para confirmar los resultados serológicos se utiliza la técnica de NT frente a cada uno de estos virus (43)