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5. Computación en la nube

 

Uno de los intereses de Internet de las Cosas es aprovechar en lo posible las cantidades ingentes de datos que se producen, con mucha frecuencia de forma continua. Estos datos, procedentes la mayoría de ellos de la monitorización de sensores, principalmente se usan para controlar procesos, activar actuadores, reaccionar ante estímulos, detectar anomalías, etc. y estas funciones se pueden realizar con procesadores o microcontroladores ubicados localmente, próximos a los objetos o cosas a controlar. No obstante, como se ha comentado anteriormente, de esos datos se puede extraer mucho más conocimiento que ayude en la toma de decisiones y en mejorar la planificación del funcionamiento de los dispositivos de IoT. También en muchos casos, como en el de Ciudades Inteligentes, la información se extrae de enormes cantidades de sensores y debe ser analizada en su conjunto, lo que no es posible efectuar con procesadores locales. En estos casos se recurre a la tecnología de “computación en la nube”.

La Computación en la Nube permite que una organización pueda disponer de recursos informáticos prácticamente ilimitados sin necesidad de adquirir equipamiento informático (hardware), ni de locales especialmente acondicionados (climatización) para albergarlo, ni personal informático especializado en la gestión y mantenimiento de esos equipos. Si un organismo necesita utilizar equipamiento informático complejo (grandes computadores e incluso supercomputadores) sencillamente puede alquilar su uso a una empresa especializada en prestar servicio de computación en la nube. Estas empresas especializadas cobran según el uso que el cliente hace de sus recursos: tiempo de ejecución en sus procesadores, volumen de datos almacenado, número de transacciones, etc. En definitiva, las empresas contratantes disponen de recursos informáticos virtuales a través de Internet abonando según el consumo real que realicen.

Podemos concluir que Computación en la nube (cloud computing) se refiere a la utilización de sistemas informáticos a través de una red (usualmente Internet), sin que el usuario tenga conocimientos ni responsabilidad sobre la gestión de los recursos que se usan. Ejemplos de proveedores de computación en la nube son Google, Amazon Web Services (AWS), Microsoft Azure, Heroku, OpenStack, OpenShift, IBM Cloud, etc.

Figura 2.8. La computación en la nube permite almacenar y procesar datos remotamente procedentes de múltiples sensores de muy diversa naturaleza. Fuente: [  ]
Figura 8. La computación en la nube permite almacenar y procesar datos remotamente procedentes de múltiples sensores de muy diversa naturaleza. Fuente: [12]