El método Lean Startup se implementa a través de varias fases cruciales, cada una diseñada para guiar el proceso desde la identificación de la necesidad del cliente hasta la toma de decisiones estratégicas fundamentales para el desarrollo de la organización.

Fase Inicial

Se lleva a cabo un exhaustivo estudio y análisis del público con el propósito de identificar los problemas inherentes al producto o servicio. Esta etapa es fundamental para definir con precisión las necesidades del usuario en base a la información obtenida. Esto implica realizar investigaciones, encuestas y entrevistas para obtener información de primera mano.

Detección de Oportunidad

Una vez definidas las necesidades, se busca identificar la oportunidad de negocio que pueda resolver el problema del cliente. Aquí, la clave es convertir las necesidades en oportunidades tangibles. Posteriormente, se procede a la ideación de soluciones, realizando un estudio profundo de diversas ideas y posibilidades para abordar los problemas existentes en el mercado.

Crear Hipótesis

Es el momento de formular una suposición sobre cómo tu producto o servicio puede solucionar el problema identificado. Se define claramente tu propuesta de valor y cómo se planea abordar el problema. Esta fase implica una buena dosis de creatividad e innovación. Basándose en tu comprensión de las necesidades del cliente, plantea hipótesis fundamentales que representen cómo crees que puedes abordar esos problemas o necesidades. Por ejemplo, "Creemos que (nuestro producto/funcionalidad) ayudará a (los usuarios) a resolver (un problema)". Dentro de tus hipótesis, identifica las suposiciones clave. Estas son las creencias fundamentales que están detrás de tus hipótesis y que necesitas validar. Identificar estas suposiciones es esencial para centrar tus experimentos.

Construir un Producto Mínimo Viable (MVP)

En esta fase, se crea una versión simplificada del producto con las características mínimas necesarias para satisfacer las necesidades iniciales de los usuarios. Es importante identificar las funciones esenciales que son cruciales para validar tus hipótesis y proporcionar valor a los usuarios. Estas funciones deben abordar el problema identificado en la fase de desarrollo de la idea. Una vez construido, el MVP se lanza a un grupo selecto de usuarios objetivo y recopila comentarios. Observa cómo interactúan con el producto y ajusta según sea necesario.

Medición de Resultados

Tras el lanzamiento del PMV para su prueba en el mercado, se recopila y analiza el feedback proporcionado por los usuarios. Posteriormente, se adapta y mejora el producto en función de esta retroalimentación. En esta fase, es importante utilizar métricas para evaluar el rendimiento del MVP, recopilar datos sobre el uso del producto, la retención de usuarios y otras métricas clave. Analizar estos resultados, nos ayudará a determinar si las hipótesis originales eran correctas.

Pivotar o Persistir

Finalmente, la decisión de pivotar se toma en cuenta si, después de todas estas etapas, se detecta que el producto o servicio no cumple con los objetivos del mercado. Este proceso implica cambios sustanciales en aspectos clave del negocio para asegurar su alineación efectiva con las demandas cambiantes del mercado. Es decir, si los resultados de la fase anterior indican que el enfoque inicial no es efectivo, considera ajustar la propuesta de valor, modelo de negocio o incluso cambiar el segmento de mercado. Por el contrario si los resultados son positivos se persiste con el enfoque actual.

Aprender

A lo largo del proceso, se fomenta un aprendizaje constante, destacando la importancia de analizar y estudiar cada fase para identificar errores a evitar y fortalezas a aprovechar. La validación del producto final se realiza teniendo en cuenta los análisis obtenidos y evaluando si cumple con las expectativas del mercado.

Ejemplo

Veamos cómo se desarrollan estas fases con un ejemplo:

Emma y Alex estaban decididos a hacer la vida más fácil para las personas que buscaban alimentos frescos y orgánicos. Por ello, comenzaron a realizar investigaciones con posibles usuarios y descubriendo que muchos consumidores estaban ansiosos por encontrar una forma fácil de comprar alimentos saludables.

Con la valiosa información recopilada, Emma y Alex detectaron una emocionante oportunidad de negocio. Decidieron crear una aplicación de entrega de alimentos frescos que ofreciera una experiencia de compra en línea más simple y atractiva. Concretamente, pensaron que la hipótesis de poder ofrecer una aplicación de entrega de alimentos frescos, podría satisfacer esta necesidad insatisfecha. Y esto se convirtió en su enfoque principal. Estaban listos para iniciar su aventura emprendedora y crear la startup FreshGrocer.

En su pequeña oficina, Emma y Alex se sentaron con su equipo y comenzaron a idear soluciones creativas. Generaron hipótesis sobre cómo podrían hacer que la experiencia de compra de alimentos fuera más atractiva, como permitir a los usuarios seleccionar productos de productores locales y personalizar sus pedidos, para hacer que la aplicación sea más atractiva para los consumidores.

Después de una cuidadosa evaluación de sus hipótesis, Emma y Alex priorizaron la característica de selección personalizada como la solución principal que deseaban desarrollar. Esta característica se convertiría en el corazón de su aplicación. Sabían que debían centrarse en desarrollarla de manera efectiva para satisfacer las necesidades de sus usuarios.

Siguiendo su hipótesis de que la selección personalizada sería fundamental, el equipo construyó un MVP de la aplicación que incluía esta característica. Era el primer paso hacia la validación de su hipótesis de que los usuarios valorarán la personalización de pedidos. La aplicación era sencilla, pero funcional. Era el primer paso hacia su visión de hacer que la compra de alimentos frescos sea más conveniente.

El MVP se lanzó al mercado, y FreshGrocer comenzó a medir métricas clave. Observaron la tasa de conversión de usuarios, el tiempo que pasaban en la aplicación y, lo más importante, escucharon el feedback de los usuarios. Aprendieron que la selección personalizada era apreciada, pero había espacio para mejoras. Las métricas les permitieron validar o refutar su hipótesis sobre la selección personalizada.

También, el feedback de los usuarios proporcionó información valiosa s. Descubrieron que la selección personalizada era una fortaleza, pero también identificaron la hipótesis de que necesitaban una mayor variedad de productos orgánicos. También notaron que la interfaz de usuario requería mejoras para ser más intuitiva.

Con las mejoras implementadas y un catálogo de productos más amplio, FreshGrocer validó su hipótesis. Los usuarios apreciaban la selección personalizada y la variedad de productos. FreshGrocer continuo aprendiendo del feedback de los usuarios, lo que les permitió continuar validando sus hipótesis y mejorando la aplicación.

En cada fase de la historia de FreshGrocer, las hipótesis desempeñaron un papel fundamental para guiar las decisiones y para probar las suposiciones que tenían sobre las necesidades de los usuarios y las soluciones que estaban desarrollando. El aprendizaje validado a través de experimentos les permitió ajustar y mejorar su estrategia a lo largo del tiempo.

Aunque FreshGrocer no necesitó pivotar en esta historia, cabe mencionar que, en cualquier punto del camino, si hubieran descubierto que la selección personalizada no atraía a los usuarios o que el mercado no estaba interesado en alimentos frescos en línea, podrían haber considerado pivotar hacia otro enfoque, como la entrega de alimentos preparados o una estrategia diferente.

Así concluye la historia de FreshGrocer, una startup que abrazó las fases de Lean Startup para construir una aplicación exitosa que satisfacía las necesidades de los amantes de los alimentos frescos y orgánicos. A través de la identificación de problemas, la creatividad, la medición constante y la adaptación, Emma y Alex lograron su visión de hacer que la compra de alimentos sea más fácil y saludable para todos.