Los videojuegos son un tipo de tecnología viva que evoluciona constantemente, reinventándose y creando nuevas formas de entretenimiento e interacción.
Aunque los primeros juegos ofrecían poca agencia de control, con el progreso de la tecnología y de la propia teoría de diseño se han ido creando nuevas mecánicas que transmiten experiencias muy concretas. Dotar a la persona que juega de posibilidades de interacción y nuevos objetivos hace que se creen cada vez más tipos de juegos, fabricando una variedad infinita de productos adaptados a los deseos de cada persona.
El gran número de parámetros que se pueden valorar a la hora de clasificar un juego hace que no haya ninguna taxonomía reglada o aceptada de forma universal. Cuanto más complejos se vuelven los juegos, más aspectos de distintos géneros incluyen en sus mecánicas, y nuevos géneros podrían nacer de dichas combinaciones. Es por esto que en este tema se comentarán algunas de las clasificaciones más universales, pero que pueden cambiar o no existir dependiendo del contexto del desarrollo.
Pensar en una clasificación para el juego permite a la persona que desarrolla, acotar las características del mismo, priorizando elementos del desarrollo para intentar crear la experiencia más abarcable por el equipo.
