Yo veo en este texto referencias a dos de los temas tratados en este módulo. En primer lugar, Prometeo se queja de la ingratitud de los “nuevos dioses” con él, al que castigan a pesar de haber sido él quien les ha dado sus privilegios. Se está refiriendo Prometeo a la Titanomaquia, la guerra en que los dioses olímpicos, comandados por Zeus, vencen a los titanes, que serían los dioses antiguos. Aunque Prometeo es un titán, decide cambiar de bando y logra con sus astutos consejos que Zeus pueda vencer a Cronos.
Pero a pesar de esta gran ayuda, de la que Prometeo se jacta, la relación entre ambos dioses se deteriora por diversos motivos, entre ellos por los favores que Prometeo otorga a los humanos, de los que también presume en el texto, y que están en relación con otro tema de este módulo: el origen de la humanidad. El fuego, atributo exclusivo de los dioses, que es robado por el titán para entregárselo a los hombres, lo interpreta Esquilo como símbolo del conocimiento racional, de acuerdo con la tendencia racionalista de su época. Con esta interpretación, la inteligencia se verá como el atributo específico de los humanos, algo que los saca del estado de animalidad y los hace en parte semejantes a los dioses, pues sin la razón los humanos vivirían del modo que el texto describe: confundiéndolo todo, sin entender lo que ven y oyen, como niños indefensos. La posesión del conocimiento racional lleva consigo importantes beneficios que Prometeo enumera: la construcción de viviendas y otras muchas cosas útiles para la vida, la domesticación de los animales, el conocimiento de las estaciones que hace posible la agricultura, las matemáticas que van a permitir un mayor control de los sucesos naturales, el lenguaje con las posibilidades que ofrece para una organización social compleja, la navegación marítima y otras innovaciones que Prometeo también se atribuirá en los párrafos siguientes, como la medicina para curar los dolores, las artes de adivinación y la minería.
En resumen, todas las artes de los mortales provienen de Prometeo. La importancia de este mito para nuestra cultura es innegable: la definición del hombre como animal racional ha sido la base de nuestra autocomprensión como humanos a lo largo de los tiempos, y aún lo es en nuestros días.