Se produce una eclosión del arte textil basado en materias primas tradicionales y en la introducción de la sericultura. Se abastece por tanto, no solo el mercado andalusí interno sino que también se exporta a territorios cristianos del norte y al resto de enclaves del mundo islámico.
Las materias primas empleadas eran fibras vegetales como el cáñamo, lino y algodón y las más utilizadas como fibras animales eran la seda y la lana.
Una vez realizado el hilado de las fibras, éstas se enviaban a la industria tintórea de Al Ándalus donde tintoreros especializados en el uso de colorantes daban color a los hilos. El color era un símbolo de estatus pero también un concepto de moda además de dar valor añadido a los tejidos destinados a comercio exterior.
Los tintes se obtenían cultivando plantas destinadas para tal fin, así por ejemplo el amarillo se obtenía del azafrán .
La actividad textil se organizaba en talleres oficiales ( ecibían el nombre de Dar al-Tiraz) y privados que permitían atender las necesidades de príncipes, la demanda interna y el comercio exterior. Cuando ya estaban teñidos los hilos, los tejedores se ponían a trabajar según los cánones establecidos. Usaban telares horizontales de pedales y telares de tiro o lazo para elaborar tejidos labrados.
Las dinastías manifestaban su poder y soberanía inscribiendo sus nombres o signos en los bordes de las prendas de vestir. Era un símbolo de dignidad. Las telas también eran utilizadas para envolver reliquias y para reyes cristianos. En el invierno las piezas eran elaboradas en piel o lana y confeccionadas con tejidos gruesos que incluían acolchados o forrados y siempre eran de color; en verano los tejidos eran ligeros utilizando seda, lino o algodón en tonalidades claras, predominando el blanco.
Las materias primas empleadas eran fibras vegetales como el cáñamo, lino y algodón y las más utilizadas como fibras animales eran la seda y la lana.
Una vez realizado el hilado de las fibras, éstas se enviaban a la industria tintórea de Al Ándalus donde tintoreros especializados en el uso de colorantes daban color a los hilos. El color era un símbolo de estatus pero también un concepto de moda además de dar valor añadido a los tejidos destinados a comercio exterior.
Los tintes se obtenían cultivando plantas destinadas para tal fin, así por ejemplo el amarillo se obtenía del azafrán .
La actividad textil se organizaba en talleres oficiales ( ecibían el nombre de Dar al-Tiraz) y privados que permitían atender las necesidades de príncipes, la demanda interna y el comercio exterior. Cuando ya estaban teñidos los hilos, los tejedores se ponían a trabajar según los cánones establecidos. Usaban telares horizontales de pedales y telares de tiro o lazo para elaborar tejidos labrados.
Las dinastías manifestaban su poder y soberanía inscribiendo sus nombres o signos en los bordes de las prendas de vestir. Era un símbolo de dignidad. Las telas también eran utilizadas para envolver reliquias y para reyes cristianos. En el invierno las piezas eran elaboradas en piel o lana y confeccionadas con tejidos gruesos que incluían acolchados o forrados y siempre eran de color; en verano los tejidos eran ligeros utilizando seda, lino o algodón en tonalidades claras, predominando el blanco.