El bosque que rodea la Alhambra es un espacio natural de gran biodiversidad que caracteriza el espacio en el que se enmarca la ciudad palatina. Su origen se encuentra en el bosque de San Pedro levantado en la ladera norte de la Sabika y limitado por la actual cuesta de los Chinos, y el río Darro. Este espacio está rodeado por una cerca dentro de la cual se creó una densa zona de plantas leñosas arbustivas e incluso arbóreas, con encinas o quejigos entre otros, que según las fuentes funcionó como coto de caza durante el último periodo del sultanato nazarí.
Tras la conquista cristiana, una vez que la defensa no se trataba de un elemento primordial para la ciudad palatina, se comenzó la paulatina reforestación por los sucesivos alcaides de la Alhambra de las laderas de la sabika, introduciendo nuevas especies como el plátano de sombra, el castaño de indias, junto con otras autóctonas como el chopos, avellanos, e incluso algunos álamos.
En su suelo, crecen, acompañados por las acequias, cascadas y canales, todo tipo de plantas como el mirto o el acanto, así como casi 300 especies de setas.
Aunque no existe catalogación de especies oficial, en sus zonas verdes viven una gran variedad de aves, mamíferos e insectos como: vencejos, gorriones, o currucas, cuyos cantos dotan a la Alhambra de un elemento sensorial más que la hace única. Además, es posible ver erizos, ardillas e, incluso, algún zorro.
El valor del patrimonio natural que rodea a la Alhambra es una parte indivisible de la misma, sin el cual actualmente es imposible entenderla. Este bosque le proporciona sombra, humedad, olores, colores y sonidos, en resumen una experiencia que va más allá de lo arquitectónico.
Fuente: https://www.alhambra-patronato.es/alhambra-verde/las-especies
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