Gracias, Nereo. Dioniso, en efecto, encarna esa dualidad entre caos y orden, humanidad y divinidad, que lo hace tan cercano a la experiencia humana. Yo, por mi parte, soy un fiel admirador de Apolo. Coincido contigo en que la división del mundo entre Zeus, Poseidón y Hades refleja un modelo jerárquico y político que resonaba profundamente en las estructuras de poder grecorromanas, y que todavía podemos ver reflejado, de manera simbólica, en ciertas dinámicas modernas (o en la propia separación de poderes). También es interesante cómo el politeísmo grecolatino hace más accesible la relación con los dioses al mostrarlos con virtudes y defectos humanos (e intervencionismo y posibilidad de comunicación), mientras que el monoteísmo tiende a idealizar y abstraer la divinidad.
Por último, las regiones infernales que mencionas son esenciales en la cartografía mitológica: el Aqueronte, con Caronte como guardián, y el Tártaro, como lugar de castigo, son símbolos potentes de la justicia divina y del tránsito entre la vida y la muerte, elementos que siguen siendo objeto de reflexión en nuestras culturas.
Un saludo,
Juan
Por último, las regiones infernales que mencionas son esenciales en la cartografía mitológica: el Aqueronte, con Caronte como guardián, y el Tártaro, como lugar de castigo, son símbolos potentes de la justicia divina y del tránsito entre la vida y la muerte, elementos que siguen siendo objeto de reflexión en nuestras culturas.
Un saludo,
Juan