El Aprendizaje-Servicio (ApS) se puede definir como “Propuesta educativa que combina procesos de aprendizaje y de servicio a la comunidad en un solo proyecto bien articulado en el que los participantes se forman al trabajar sobre necesidades reales del entorno con el objetivo de mejorarlo” (Puig et al., 2007). Se trata pues de una metodología, pero también puede considerarse como una propuesta de desarrollo comunitario o incluso una filosofía de la educación.
Comúnmente, el ApS se confunde con otras actividades con las que guarda relación en función de que supongan un aprendizaje y un servicio. No obstante, conviene diferenciarlos (Fig. 11). Así, una acción puntual voluntaria, por ejemplo en el ámbito ambiental, implicaría escaso servicio y aprendizaje; cuando esta acción se mantiene en el tiempo, correspondería con un voluntariado estable, pero no necesariamente implicará aprendizaje. También podemos tener acciones que conllevan considerable aprendizaje, como el trabajo y las investigaciones de campo, pero suponen un escaso servicio. Finalmente tenemos el aprendizaje-servicio, donde ambas variables deben tener una presencia considerable.
Fig. 11. Diagrama que diferencia diferentes prácticas en función del aprendizaje y servicio que originan.
Además, en la figura 12, desde otra perspectiva, se sitúa el ApS en relación con el estudio académico, la experiencia práctica y la implicación comunitaria.
Fig. 12. Diagrama que sitúa el ApS en relación con otras prácticas (elaborado a partir de Fresno State University).
Algunas de las características del ApS quedan recogidas en las siguientes ideas clave de Puig et al. (2015):
- Es una pedagogía de compromiso cívico en la que los participantes aprenden al enfrentarse a necesidades reales de la comunidad…¡y resolver la crisis ecológica y climática es una de esas necesidades!
- Articula tres dinamismos educativos básicos: necesidades o retos cívicos, servicio a la comunidad y aprendizaje de contenidos, procedimientos, valores y desarrollo de competencias.
- Se debe convertir en una experiencia significativa para los discentes y para ellos debe incluir oportunidades de participación, cooperación, reflexión y reconocimiento. Así por ejemplo, la reflexión, en muchos casos por escrito, es una de las tareas presentes en todos los proyectos de ApS.
- Los centros educativos y las entidades sociales deben establecer relaciones de colaboración porque necesitan coordinar sus respectivas aportaciones para que sea posible diseñar, aplicar y dar continuidad a los proyectos de ApS (la “sostenibilidad” de proyectos tan demandantes como los de ApS es uno de sus “talones de Aquiles”).
- Incorporar el ApS a un centro educativo requiere compromiso personal e inteligencia pedagógica de la dirección y del profesorado que lo implementará.
- Implantar el ApS en una entidad social supone reconocer su dimensión pedagógica y definir un servicio útil y formativo.
- Los proyectos de ApS siguen etapas bien establecidas: preparar el proyecto, planificar sus detalles, llevarlo a cabo, evaluar el proceso y el producto y difundir sus resultados. Pero también se ha de estar abiertos a cambios imprevistos, comunes en contextos abiertos y con tantos actores.
- Las competencias son el foco de la evaluación del alumnado en los proyectos de ApS. Como en otras metodologías, conviene involucrar a los estudiantes todo lo posible en el proceso evaluativo lo que también redundará en el desarrollo competencial.
- El ApS es una metodología flexible que puede aplicarse a múltiples ámbitos temáticos. El medioambiente y su cuidado son una buena temática y contexto para ello.
- Para implantar y difundir el ApS conviene aplicar estrategias locales como las siguientes: contar con la voluntad política de las administraciones, crear una red de actores implicados, establecer una comisión dinamizadora y designar algunas personas como referentes, etc.
- Para evaluar y mejorar un proyecto de ApS es útil analizarlo con la ayuda de una rúbrica. Para ello es necesario definir las principales dimensiones del ApS, establecer niveles para cada una de ellas y finalmente proponer mecanismos de autoevaluación.
El ApS, que se puede utilizar ligado a cualquier materia, ciertamente debe implicar un aprendizaje curricular. Suele afectar a diferentes materias, lo que se alinea con la perspectiva transversal de la educación ambiental y de la problemática del cambio climático. Además, desde la perspectiva curricular, es en el desarrollo de competencias donde el ApS sitúa el máximo potencial, siendo también cierto que esta evaluación competencial, además multidimensional, no suele ser una tarea fácil.
Como ejemplo de proyecto de ApS muy transversal es el que describe Collins et al. (2019) en donde estudiantes de bachillerato de minorías étnicas donde hay escasa apreciación hacia el ámbito STEM (acrónimo de Science, Technology, Engineering y Mathematics), trabajaron en poblaciones deprimidas en un programa de implementación de energía solar, siendo el resultado una alta motivación hacia el ámbito STEM y temáticas ambientales y una alta implicación de los estudiantes, incluyendo en esta la realización de acciones concretas que luchan contra el calentamiento global.
Son muy diversos los tipos de tareas y servicios que se pueden realizar, destacando en nuestro caso la naturaleza, los seres vivos, el medioambiente y la sostenibilidad, lo que enlaza directamente con la problemática del cambio climático. Pero son también posibles otros muchos ámbitos que según cómo se enfoquen, también se conectan con la problemática del calentamiento global: ámbito socioeducativo, inclusión y apoyo a personas con necesidades especiales; personas mayores, participación ciudadana; solidaridad y derechos humanos; cooperación al desarrollo; promoción de la salud y la seguridad; arte y patrimonio cultural o el ámbito digital. La red española de aprendizaje-servicio, que entre otras acciones, convoca unos premios para centros educativos de educación obligatoria, es un ejemplo en el que se puede apreciar la riqueza y la interconexión de las temáticas susceptibles de trabajar mediante el ApS.
El ApS es ciertamente complejo de implementar, entre otras razones, por la multiplicidad de actores que supone y por lo exigente que es tanto para estudiantes como para docentes. Pero quizás sea la mejor de las estrategias para desarrollar competencias en el estudiantado, particularmente para desarrollar la competencia para la acción, en nuestro caso, para la lucha contra el calentamiento global. Y es que el ApS integra la propia acción en su dinámica.