A pesar de que se puede tener una imagen negativa de algunas zonas mineras y aunque aún puedan quedar ejemplos de minería ilegal o irresponsable, la minería del siglo XXI es una minería responsable con el medioambiente, que genera riqueza, y que contribuye a un desarrollo sostenible.
Hoy en día se empieza a hablar de que hay una “minería 1.0” (minería fósil o marrón), una “minería 2.0” (minería verde) y una “minería 3.0” (minería climática o minería azul [8]. La tendencia actual es de transición hacia esta última.
Por otro lado, cabe mencionar la iniciativa de minería climáticamente inteligente [9,10] que apoya la extracción y el procesado sostenible de recursos minerales para asegurar el suministro de tecnología de energías limpias, al tiempo que minimiza su huella en toda su cadena de valor. Esta minería climáticamente inteligente se apoya en cuatro pilares, como son la mitigación del cambio climático, la adaptación de la minería al cambio climático, la reducción de materiales con impacto y la creación de oportunidades de mercado, e incluye acciones y conceptos como la integración de energía renovables, la innovación en las prácticas extractivas, la gestión inteligente en el uso de los recursos en los procesos mineros y en la gestión de los desechos procedentes de la actividad minera, o la adopción de prácticas de economía circular, entre otros.
La minería actual se dirige hacia una minería de alta tecnología, eficiente y segura. Esto se debe en parte a que numerosas empresas mineras están implementando los últimos avances en tecnología de la información, en el uso de internet de las cosas, etc., lo cual permite poder actuar en tiempo real, maximizando la producción y minimizando los riesgos. Esta infografía [11] permite visualizar un ejemplo de cómo la tecnología se puede integrar en el proceso extractivo.