En este contexto, la actividad minera hay que entenderla como un conjunto de actividades que no sólo incluyen la fase propiamente de explotación para la extracción del recurso mineral –bien a cielo abierto o bien mediante galerías subterráneas- sino que también abarca desde las etapas de exploración que preceden a la fase de explotación hasta las fases de cierre y abandono con la que se concluye el proceso extractivo.
Este conjunto de actividades puede potencialmente generar un amplio elenco de impactos que afecten al medio en mayor o menor medida. No obstante, no significa esto que siempre afecten, ni que afecten por igual ni con la misma magnitud en los diferentes proyectos mineros. Dependerá, entre otros factores, del tipo de minería (minería metálica o minería de sustancias no metálicas, minería a cielo abierto o minería subterránea), del tipo de yacimiento mineral y de su ubicación, morfología, profundidad, entorno…, del método extractivo utilizado, del procesado que requiera el recurso para su puesta en mercado, etc. De hecho, se dice que no hay dos proyectos mineros iguales, por lo que los posibles impactos deben estudiarse de forma singular y así poder ser evaluados en cada explotación minera.
A continuación, se comentan algunos de estos impactos o riesgos potenciales que puede generar la minería sobre el medio.
A. Deterioro del terreno
La primera y más obvia consecuencia de la extracción de recursos minerales es el deterioro del terreno. Si bien a nivel global la minería seguramente no afecta a más de un pequeño porcentaje de la superficie del planeta, a nivel local se modifica de forma significativa la morfología del terreno, ya que la extracción de recursos minerales implica retirar un volumen de terreno que se puede perder.
El tamaño de las explotaciones mineras es muy variable, desde pequeñas canteras que explotan sólo algunas hectáreas hasta las grandes explotaciones mineras (cortas a cielo abierto o minas subterráneas) en las que la explotación desarrollada durante varias décadas ha podido dejar huecos de dimensiones kilométricas en explotaciones a cielo abierto, o perforaciones subterráneas que pueden llegar hasta centenares de metros en algunos casos puntuales. Pueden consultarse algunos datos sobre las mayores explotaciones mineras del planeta en estos enlaces. [1,2,3]
B. Impacto Visual
Es obvio que la extracción de material anteriormente descrita genera un impacto sobre el paisaje que implica un impacto visual, ya que se puede modificar la morfología preexistente del terreno debido a la generación de huecos de extracción, al desarrollo de infraestructuras -como caminos o carreteras- o al desarrollo de instalaciones para el tratamiento del recurso mineral, todo lo cual puede, en general, no ser agradable para el observador.
C. Generación de recursos
La extracción de un recurso mineral genera diferentes tipos de residuos. Estos pueden ser de diferente naturaleza, pero básicamente se pueden agrupar en dos tipos: las escombreras y los vertederos de estériles.
Las escombreras contienen fundamentalmente los restos de las rocas que haya sido necesario desmantelar porque cubrían el yacimiento a explotar propiamente dicho, así como las rocas estériles en las que encaja el recurso que se quiere explotar. Se trata en general de las mismas rocas que había inicialmente en el lugar, sin ningún tratamiento, salvo el hecho de haber sido fragmentadas, extraídas y transportadas. Suelen contener fragmentos gruesos y de tamaño muy variable (desde centímetros a varios metros) y suelen presentar estructuras caóticas puesto que los fragmentos se acumulan aleatoriamente según progresa la escombrera.
Los vertederos de estériles contienen los restos del material que ha sido procesado para separar el recurso mineral de interés económico del resto de recursos sin valor comercial. Suelen contener material de grano fino y relativamente homogéneo, puesto suele ser el resultado de haber sometido la roca inicial a procesos de clasificación granulométrica (trituración, molienda) que permitan la aplicación de procesos de separación física o química (magnética, por densidad, por flotación, etc.), con objeto de separar los recursos minerales de interés económico de los que no lo tienen.
Estos residuos, de cantidades variables según el tipo de explotación minera, son de por sí un problema ya que requieren una ubicación adecuada (en lugares con bajo impacto visual, que no alteren la circulación de las aguas superficiales, que sean estables desde el punto de vista geotécnico…) y, según los casos, una adecuada preparación del lugar para evitar infiltraciones de sustancias químicas potencialmente contaminantes, evitar la dispersión de partículas de grano fino mediante el aire…
Otra fuente importante de residuos deriva del uso de productos químicos para la separación del mineral, como puede ser el cianuro utilizado para la separación del oro. Estos productos, si no se adoptan las oportunas medidas preventivas, pueden causar un daño importante al medio.
D. Efecto sobre las aguas
El agua es un recurso generalmente muy abundante en las operaciones mineras puesto que se utiliza (en combinación con diversos productos químicos) para procesos de separación de minerales (por ejemplo, en separación por densidad o por flotación), para refrigeración de maquinaria, para minimizar partículas en suspensión, entre otros procesos. Como consecuencia, el agua pierde calidad, pudiendo estar contaminada con productos químicos utilizados en los procesos o con metales pesados, llevar partículas en suspensión que le aporten turbidez, etc. Por tanto, los efluentes de las operaciones mineras, si no son debidamente tratados, no deben ser retornados al medio puesto que serían una importante fuente de contaminación para aguas superficiales o subterráneas.
E. El suelo
El suelo se puede ver afectado desde diferentes puntos de vista. De un lado, los procesos mineros, especialmente en el caso de las explotaciones a cielo abierto, requieren la eliminación de suelo para llevar a cabo la extracción del recurso subyacente. Esto implica la deforestación, con la subsecuente exposición a erosión por la acción del agua o el viento. Asimismo, en el proceso de excavación se remueven y se mezclan los diferentes horizontes del suelo, destruyendo su estructura, y eliminando la componente orgánica en numerosas ocasiones. En otras zonas, el suelo se puede compactar por la acción de la maquinaria, dificultando o impidiendo la circulación del oxígeno y el agua necesarios para el desarrollo de vegetación. Por otro lado, la actividad minera puede generar metales pesados en disolución y sustancias que contribuyen a bajar el pH del medio. Si el suelo se acidifica, se dificulta (o incluso se impide) que vegetación y microorganismos puedan desarrollarse en estos hábitats.
En resumen, las actividades mineras pueden afectar de forma significativa a la fertilidad del suelo y pueden favorecer diferentes procesos que permitan el paso de metales pesados al agua (superficial o subterránea) y a la cadena trófica.
F. Efecto sobre flora y fauna
La intervención del ser humano sobre una franja de terreno implica modificar el soporte físico que constituye el espacio vital para las especies vegetales y animales que habitan en dicha zona y, por ende, esta modificación del hábitat puede afectar a la biodiversidad del entorno. Este impacto variará en función de los tipos de contaminantes que se puedan emitir, del comportamiento físico químico que estos puedan tener en el medio, de las diferentes especies y de su capacidad de resistencia para verse afectadas por el efecto antropogénico, etc.
G. El drenaje ácido de mina
El drenaje ácido de mina consiste en la afección de las aguas que drenan los espacios mineros por efecto de la oxidación de los sulfuros expuestos a la acción de agua, oxígeno y de determinadas bacterias (como por ejemplo Thiobacillus ferrooxidans). Así, los restos de sulfuros que no son explotados y quedan en escombreras o vertederos de estériles se pueden oxidar mediante reacciones como esta:
2 FeS2 + 7 O2 + 2 H2O 🡺 2 Fe2+ + 4 SO42- + 4 H+ (1)
Este tipo de reacción, en la que se ha usado la pirita (FeS2) como ejemplo por ser uno de los sulfuros más comunes en la naturaleza, valdría para cualquier otro tipo de sulfuro de plomo (PbS), cinc (ZnS).... Como se observa en esta reacción, el sulfuro se oxida, los metales (en este caso, hierro) son puestos en disolución y se genera acidez. Todo ello lleva consecuencias negativas para el medio. Entre otras, una vez que las aguas varían su pH y se cargan en iones metálicos, estos pasan de las aguas a la vegetación y a la fauna, pudiendo llegar incluso a los seres humanos, en un proceso que es difícil de remediar. Como posibles consecuencias del drenaje ácido de mina, se puede degenerar la calidad de las aguas y de los suelos del entorno, se pueden ver perjudicados los ecosistemas acuáticos o terrestres en el área de influencia de la explotación minera, se pueden generar desequilibrios en seres vivos por bioacumulación de metales, etc.
H. Ruido, polvo
Las operaciones mineras generan ruido debido al movimiento de maquinaria, al funcionamiento de las plantas de procesado de mineral o incluso derivado del uso de explosivos. Este ruido puede afectar tanto a los trabajadores y a las poblaciones cercanas, como a la fauna del lugar.
Asimismo, el polvo está comúnmente presente en las explotaciones mineras. Este puede proceder de diferentes fuentes: de las voladuras en los frentes de explotación, de los procesos de carga/descarga y de transporte de material mediante camiones o cintas transportadoras, de las plantas de trituración y molienda, etc. El polvo dificulta la visibilidad, puede afectar a la fotosíntesis de algunas especies y, en casos importantes, puede afectar a la salud de las personas expuestas a la respiración prolongada de particulados de grano fino, hecho que podría provocar enfermedades respiratorias.
I. Gases
Se refiere a la emisión de determinados gases a la atmósfera (como pueden ser el SO2 de las fundiciones de sulfuros o el NOx procedente de algunas máquinas), los cuales podrían precipitar posteriormente en seco (como particulados) o por vía húmeda (como “lluvia ácida”), en ambos casos con efectos negativos cuando se infiltran en el suelo o se mezclan con el agua, ya que reducen la flora y la fauna.
J. Efectos del procesado post minero
Algunos materiales requieren un procesado adicional que permita su puesta en valor en el mercado. Por ejemplo:
- El caso de metales que precisan de procesos metalúrgicos, en cuyo caso se requieren plantas metalúrgicas que obtienen el metal a partir del mineral que lo contiene, alcanzando a veces valores de pureza que pueden superar incluso el 99,99%.
- La transformación de algunos minerales industriales, como por ejemplo la calcinación del carbonato (calcita) para la obtención de la cal o la transformación del sulfato de estroncio (celestina) en carbonato o nitrato de estroncio.
- El tratamiento de la mayoría de rocas con fines ornamentales que, tras el proceso de corte (en bloques y posteriormente en tablas), requiere en numerosas ocasiones de diferentes procesos de acabado superficial (pulido, flameado...) y/o de tratamientos añadidos (uso de resinas, mallas de refuerzo…).
K. Accidentes mineros
Estos impactos sobre el medio se pueden volver extremos en situaciones de accidente, como el que sucedió en la mina de Aznalcollar4 en el año 1998, donde una rotura de la balsa de lodos dio lugar a un importante vertido. Afortunadamente esto no es habitual, pero en este caso, el 25 de abril de 1998 se rompió la balsa de lodos, con 4,5 hectómetros cúbicos de agua y lodos con metales pesados, desbordándose a través de las riberas de los ríos Agrio y Guadiamar y afectando a una superficie de más de 4.000 hectáreas.