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6.2. FUENTES DE FINANCIACIÓN PARA EMPRENDEDORES

Introducción

La creación de un negocio, sea a o no de componente tecnológico, hace que la mayoría de las personas tengan que enfrentarse antes o después al acceso a financiación, ya sea para iniciar el proyecto o para hacerlo crecer. 

Con el auge de las empresas del sector tecnológico ha venido también la implantación de nuevos modelos de financiación que, si bien han existido siempre de una u otra forma, ahora están presentes en el día a día de muchas de estas compañías. En esta unidad se hace un repaso a todas las fuentes de financiación que hay disponibles en España sin importar la tipología de negocio que se tenga en mente y asociado también a la etapa en la que se encuentre esta aventura empresarial. 

Para poder hacer una segmentación se distinguirá entre fuentes de financiación que conllevan dilución y las que no. Dilución en la terminología empresarial significa que, si bien cuando arrancamos una empresa contamos con el 100% del capital, si somos empresarios individuales existen opciones de financiación que no están pensadas para ser devueltas al más puro estilo de préstamo tal y como se conoce habitualmente sino que son aportaciones que se hacen a cambio de un porcentaje del capital de la empresa (equity en la jerga más emprendedora). Este porcentaje que se da a la inversora o persona que aporta capital y que se reduce del capital propio sería la dilución. Por ejemplo, si alguien invierte 50.000€ en una empresa a cambio del 20% de la misma, los fundadores se habrán diluido un 20% por lo que en una futura venta de la compañía obtendrían el 80% de los beneficios y ese inversor el 20% que, en circunstancias normales, será más de los 50.000€ que aportó y ahí es donde habrá estado su ganancia. 

Una vez definido el concepto dilución se presenta a continuación la diferencia entre startup y negocio tradicional. La principal característica que las distingue es la concepción con la que nacen y no tanto en un componente exclusivamente tecnológico. Es cierto que las startups nacen al albor del boom tecnológico y por ello todas tienen ese elemento común pero también existen negocios tradicionales con una clara componente tecnológica y no se les suele considerar startup pero ¿por qué? Las startups suelen nacer con la idea de alcanzar el mayor crecimiento posible en el menor tiempo y luego ser adquiridas por una compañía mucho mayor y esto las suele hacer muy dependientes del capital desde el primer momento; por otro lado, la empresa tradicional aspira a crecimientos sostenibles que deriven del propio crecimiento orgánico de la empresa y buscan una consolidación en el futuro sin ansiar esa venta aunque en muchos momentos también pueda ocurrir.

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