A continuación, analizamos los principales enfoques de la TC. Existen multitud de marcos conceptuales, modelos y estrategias de transferencia que sirven para presentar los componentes clave de estas actividades y procesos. Pueden agruparse en tres grandes enfoques o modelos de transferencia13; todos pretenden que los resultados de la investigación guíen la práctica y la toma de decisiones, pero difieren en su proceso.
El primero es el modelo de los expertos, conocido como modelo de empuje de la ciencia. En este modelo, se supone que la mera disponibilidad y accesibilidad de un buen conocimiento garantizaría su utilización. En otras palabras, la mera creación de conocimientos producidos con métodos rigurosos llevaría al uso. Este modelo es unidireccional desde el mundo de la investigación o la práctica hasta el mundo de la intervención o la toma de decisiones.
En este modelo, las personas usuarias se consideran receptoras de conocimientos y tienen un papel pasivo. Este enfoque ha sido criticado porque los estudios han demostrado que la mera disponibilidad del conocimiento no es condición suficiente para su uso. Como ejemplo, puede ser publicar información sobre cómo evitar la proliferación del mosquito tigre.
Por otra parte, el modelo interactivo o "de intercambio", se desarrolla la colaboración entre los generadores de conocimiento, las partes interesadas y la ciudadanía desempeña un papel importante en la producción, difusión y apropiación de los conocimientos. Existe un consenso creciente en la literatura científica sobre la importancia de fomentar las interacciones entre los investigadores, los responsables políticos, los profesionales y la sociedad civil14. Tener en cuenta los conocimientos de cada una de las partes implicadas en la resolución de determinadas cuestiones permitiría formular recomendaciones de actuación adaptadas al contexto local, basadas en los conocimientos científicos producidos.
Este enfoque es multidireccional y postula que cuanto más se intensifican las interacciones, más probable es que se utilicen los conocimientos producidos. El objetivo es que la comunidad se apropie de los resultados y en la literatura se denomina “Modelo del conocimiento a la acción”, desarrollado por Graham 7 (figura 1). A partir de este modelo y de ejemplos concretos, recorreremos los pasos óptimos para que los conocimientos procedentes de la investigación y la experiencia puedan influir en las prácticas.
El modelo de Graham se desarrolló tras un análisis de unos sesenta marcos y teorías de referencia en el ámbito de la TC y la ciencia de la implementación15 y es utilizado por varios programas internacionales. Es especialmente útil cuando se quiere ir más allá de la simple difusión pasiva de conocimientos y se desea que éstos influyan en las prácticas, acciones o decisiones. También es más explícito que otros en cuanto a los pasos óptimos para la TC, la importancia de considerar los factores que facilitan o dificultan la TC, la importancia de evaluar el uso de los conocimientos y de garantizar la sostenibilidad.
No existe una fórmula única para aplicar estrategias en diferentes entornos y conseguir una mayor aplicación de la investigación, es algo más complejo que eso. De hecho, es poco probable que una determinada estrategia de transferencia que ha demostrado funcionar en un entorno funcione automáticamente en cualquier otro. La TC sigue siendo un campo emergente, por lo que nuestros conocimientos sobre las estrategias de transferencia y sus posibles efectos avanzan rápidamente. Aunque la investigación sobre la transferencia hace cada vez más hincapié en la importancia de la interacción, muchas iniciativas siguen basándose en los supuestos de una difusión de conocimientos pasiva y en gran medida unidireccional.