Introducción
En este módulo vamos a ofrecer algunas claves y consejos sobre cómo comunicar los resultados científicos de nuestra investigación. Porque la Ciencia no está completa hasta que no se traslada a la sociedad, y la comunicación científica es el último eslabón de la cadena investigadora, pero no por ello menos importante.
La realidad profesional de los periodistas y los científicos es, a menudo, muy diferente, pero lo cierto es que se trata de dos colectivos que se necesitan y que, además, se enriquecen mutuamente.
Como afirma Carlos Elías (2002, p. 390), hoy en día todos los organismos expertos (ONU, UNESCO, colegios profesionales y grupos de investigadores) coinciden en que las Ciencias, la Medicina, el Medio Ambiente, la Economía o la Historia deben ser divulgadas con rigor en los medios de comunicación, como forma de contribuir a elevar el nivel cultural de un país.
Sin embargo, la escasa especialización de los periodistas que cubren los temas científicos en los medios de comunicación determina indudablemente la relación entre dichos colectivos.
Fernández del Moral (1997) apunta que “el periodista especializado en los contenidos específicos o sectoriales es capaz de sustituir un término especializado por uno que no lo sea tanto, en tanto que el no especializado se escuda en el término científico incapaz de traducirlo”. Precisamente, la falta de periodistas especializados que padecemos en la actualidad es, en buena parte, la culpable de la falta de entendimiento que en muchas ocasiones reina en la relación entre científicos y periodistas.
El estudio de la relación entre periodistas y científicos es un campo relativamente reciente en el ámbito de las Ciencias Sociales. Y aunque la divulgación científica ha estado presente a lo largo de la historia, desde la segunda mitad del siglo pasado la sistematización de los estudios sobre la propia divulgación ha conseguido un impulso inusitado (García-Hernández, Martínez-Rodrigo y Victoria Mas, 2016, p. 3).
Julio Abramczyk (1990, pp. 158-159) entonces presidente de la Asociación Iberoamericana de Periodismo Científico, afirmaba ya en la década de los 90 lo siguiente:
“Las universidades deben proporcionar oportunidades para el perfeccionamiento de los periodistas dedicados profesionalmente al área científica, como por ejemplo, periodos de estudio y entrenamiento en laboratorios de investigación, donde periodistas estarían en contacto por un cierto tiempo con los investigadores. Ésta sería la solución ideal para una simbiosis maravillosa: periodistas aprendiendo nociones de importantes conceptos sobre los más diferentes ramos de la ciencia y los científicos recibiendo, en contrapartida, la idea de que el contacto con los periodistas es realmente válido para el esfuerzo común en beneficio de toda la sociedad”.
En la misma línea, Nelkin (1990, p.103) advierte de las diferencias existentes entre la praxis de los periodistas con formación científica y los que carecen de ella. “Los periodistas que son científicos tienen una mayor veneración por los hombres de ciencia que los reporteros ordinarios [...]. A veces evitan preguntas espinosas por el profundo respeto que sienten por algunos colegas. Otros, por el contrario, afirman que son los que tienen menos experiencia los que se muestran más reverentes, pues los que tienen formación específica han perdido la ingenuidad y, por lo tanto, son menos vulnerables”.
Entre las razones por las que un científico debe comunicar su trabajo, Manuel de León (2016, p. 69) destaca las siguientes: la necesidad de que la sociedad entienda el mundo en que vive y pueda interactuar adecuadamente con él; la obligación de los científicos de justificar los recursos puestos para poder hacer su trabajo, y un interés en buscar razones para que los financiadores públicos y privados sigan su tarea.

En cualquier caso, cada vez son más las evidencias científicas de que comunicar la ciencia es algo muy rentable para un investigador, como pone de manifiesto Alonso-Flores (2018). Y lo es desde un punto de vista tanto económico como académico, porque los científicos que divulgan a través de los medios de comunicación:
- Entran en contacto con otros investigadores de su área, estableciendo sinergias y colaboraciones para futuros trabajos.
- Son invitados a dar conferencias y charlas, y a participar en eventos.
- Aumentan sus citas académicas.
- Mejoran su prestigio.
- Son contactados por empresas interesadas en su trabajo, lo que con mucha frecuencia supone una colaboración empresarial y en ocasiones da lugar a patentes.