En el ámbito de las enfermedades trasmitidas por vectores (ETV), la acción de la ciudadanía es clave para evitar la propagación y conseguir el control integral ¹. Para abordar este reto, la “Respuesta mundial al control de vectores 2017-2030” de la Organización Mundial de la Salud plantea un abordaje multisectorial en el que la ciudadanía es un agente primordial, en tanto que los principales focos de cría de vectores son de ámbito doméstico y peridoméstico ¹. Asimismo, el enfoque One Health, reconociendo que la salud de las personas, los animales y el medio ambiente son interdependientes ²,  propone colaboración multidisciplinar junto a las comunidades para avanzar hacia una mejor salud planetaria.

La implicación de la ciudadanía y la transferencia de conocimientos científicos (TC) al público general, está ganando importancia los últimos años no solo en el contexto de las ETV, sino en el ámbito de la salud pública en general. El propósito de esta área de conocimiento emergente es utilizar y aplicar la evidencia científica en la práctica para, en última instancia, mejorar los resultados de salud y bienestar de la comunidad ³ .  Sin la participación de la ciudadanía y de las partes interesadas, los conocimientos científicos permanecerían en manos de los investigadores y profesionales, con el riesgo latente de quedarse en un cajón sin ser aprovechados. ^4,5