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3.3.1. Afrodita y Adonis

 

Yace el hermoso Adonis en las montañas, herido por un colmillo el muslo, blanco muslo por blanco colmillo, y su tenue expirar a Cipris acongoja. Mana la sangre obscura por su carne de nieve, bajo las cejas se le enturbian los ojos, la rosa desaparece de sus labios, y en torno a ellos muere también el beso que Cipris nunca se llevará (…) Tanta lágrima vierte la diosa de Pafos, cuanta sangre vierte Adonis, y las dos se tornan flores en el suelo: de la sangre nace la rosa, de las lágrimas la anémona.

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