Teniendo en cuenta que una reducción de la temperatura ambiente de un grado centígrado puede suponer un ahorro energético de entre un 7 y un 10%, es evidente que con un buen mantenimiento y con el adecuado sistema de regulación se pueden obtener ahorros de energía considerables.
El control de la calefacción actúa sobre distintos dispositivos de los sistemas de generación y de distribución para regular el aporte calorífico a cada estancia o zona: caldera, válvula termostática, regulación de caudal, regulación de temperatura de mezcla, regulación de presiones, bombas hidráulicas, control de emisores eléctricos mediante relés o reguladores, etc.
Si deseamos regular la temperatura de cada estancia debemos actuar tanto a nivel central como en cada estancia. A nivel central hay que controlar la potencia generada en función de la temperatura externa, seleccionar los modos de funcionamiento, establecer la programación horaria global y monitorizar el coste energético global de la calefacción. En cada estancia se realiza un control individual según la temperatura ambiente interna deseada, programación horaria, modos de funcionamiento local, y presencia o ausencia de los usuarios.
En las instalaciones por suelo radiante hay una relación muy estrecha entre la temperatura del agua, del ambiente interior y del exterior. Por ser muy baja la diferencia entre la temperatura del agua y del ambiente, cualquier modificación en la temperatura del agua genera una gran modificación en la emisión de calor de la placa radiante del suelo. Por ello se regula la temperatura del agua en función de la temperatura exterior y, opcionalmente, de la temperatura ambiente.
El control se puede realizar con estrategias más o menos complejas de las que dependerá el ahorro energético conseguido. El sistema más sencillo mantiene constante la consigna de temperatura mediante un termostato, que permite regular el sistema en función de la temperatura de consigna establecida, encendiendo el sistema si la temperatura es inferior a la establecida y apagándolo si es superior. Se usa en la mayoría de hoteles junto a un sistema de corte de alimentación mediante tarjeta.

Generalmente en las viviendas se utiliza un modelo más eficiente basado en una programación horaria que nos permite diferenciar (al menos) entre una consigna de temperatura de día y otra de noche. Los dispositivos que regulan la temperatura a intervalos horarios se denominan cronotermostatos. Los niveles de temperatura más comúnmente utilizados en un cronotermostato son:
Temperatura de confort
Cuando los usuarios se encuentran en la vivienda (20 a 25ºC).
Temperatura de economía
Cuando los usuarios salen de casa por un corto período de tiempo, o bien durante aquellos períodos en los cuales no se requiere un nivel de temperatura tan elevado. Por ejemplo, durante la noche con una temperatura de economía de unos 18ºC se duerme mejor y disminuye el consumo energético.
Temperatura anti-heladas
Con el objeto de evitar que el agua contenida en las conducciones de agua de la vivienda se hiele en invierno y produzca roturas en las mismas se establece una temperatura mínima de por ejemplo 5ºC.
El control del sistema de climatización puede optimizarse por control de presencia, de forma que la temperatura disminuya cuando no hay nadie en la vivienda o en la estancia correspondiente. El control de presencia se puede realizar con cualquier tipo de sistema de control de accesos, por ejemplo un detector de movimiento por infrarrojos (PIR). Otra posible optimización consiste en desconectar el sistema o reducir la temperatura cuando están las ventanas abiertas, ya que no tiene sentido entonces mantener conectada la climatización.
Si el sistema de calefacción es eléctrico, para no superar la potencia contratada se puede realizar una gestión de desconexión de equipos cuando el consumo de potencia alcanza un determinado nivel, consiguiendo de esta forma un ahorro importante de costes energéticos. Se desconectan los equipos según prioridades, por ejemplo la cocina eléctrica es prioritaria frente a la calefacción, la lavadora o el agua caliente.