Según recoge el informe “Predictions 2021: Technology Diversity Drives IoT Growth” publicado por Forrester [13] las tendencias actuales de Internet de las Cosas se centran en cubrir la demanda de nuevas aplicaciones, tecnologías y soluciones impulsadas, entre otros hechos, por la atención médica en línea, las oficinas inteligentes, la monitorización remota de activos y los servicios de geolocalización.
Aunque para conectar los dispositivos IoT con la nube seguirán utilizándose los mismos protocolos de ahora, siguen sin definirse estándares, ocasionando uno de los mayores frenos del IoT su falta de interoperabilidad. A pesar de que se preveía que la 5G aportaría la solución final a muchos retos de Internet de las Cosas, el precio de los microcontroladores para los dispositivos con conexión 5G son un orden de magnitud superior al precio de los microchips de Bluetooth o de WiFi. Además, la tecnología 5G presenta el problema de que gran parte de sus instalaciones están a la intemperie y resultan muy vulnerables a ataques. También la fragilidad se debe a la gran heterogeneidad de productos y marcas y a la gran cantidad de cambios que se producen constantemente con nuevos dispositivos.
Por otra parte, según el análisis de la Fundación Innovación Bankinter [14], al obtener con la red 5G velocidades de conexión mayores, menor latencia (tiempo dedicado a establecerse la conexión) y mayor alcance, esta red se convertirá en el tronco central de IoT en el próximo futuro. También Gartner es de la misma opinión:
“Las entidades esperan que las redes 5G se utilicen principalmente para comunicaciones por videoconferencia y para Internet de las Cosas (IoT), siendo la eficiencia operativa el factor clave."