El desarrollo teórico expuesto hasta ahora se concreta en una secuencia de acciones pedagógicas que posibilitan la traslación de nuestra propuesta a la formación en contextos profesionales. Tales acciones se secuencian como sigue.
Diagnóstico de condiciones ambientales
El inicio de todo Sistema Dinámico de Formación es la obtención de información relativa a las personas que van a participar en la formación. Los datos deben centrarse, al menos, en el nivel de competencia de partida, los intereses y necesidades. Esta información se completará con otra igualmente importante vinculada a la propia naturaleza de la formación: cuál es el propósito de la organización, qué aplicaciones tendrá el conocimiento, cómo redundará en el desarrollo profesional, etc. Con todo ello, se realizará un diagnóstico de situación que servirá de permanente referencia para el diseño del ecosistema.
Generación del ecosistema formativo
En un proceso tradicional, el sistema de formación estará determinado por el espacio (físico o virtual), el tiempo y las normas de funcionamiento. Todos estos aspectos son también esenciales en el Sistema Dinámico de Formación. La diferencia radica en un carácter intencional orientado a que actúen como facilitadores del aprendizaje. Además, se enriquecerá con recursos para el autoaprendizaje (ampliar o reforzar conocimientos), para el control de progreso y con cualquier otro agente formativo o recurso con potencial para realizar una mediación efectiva entre el conocimiento y las personas.
Inclusión de potenciadores motivacionales
Partiendo del conocimiento de los participantes, se diseñarán eventos que impulsen los condicionantes extrínsecos de la motivación personal. El propósito de estos potenciadores motivacionales no es solo hacer más agradable el proceso formativo, que también; sino estimular los mecanismos emocionales que desencadenan el deseo de aprender. En este sentido, cobra trascendencia el momento en el que se presenta el potenciador motivacional, que tiene que coincidir con tareas de especial dificultad o periodos de decaimiento de la motivación intrínseca. Por ejemplo, el inicio de la acción formativa nunca sería un buen momento, ya que si el ecosistema es efectivo debe proporcionar el impulso inicial.
Articulación de núcleos de aprendizaje
Se centra en dos acciones pedagógicas. En primer lugar, en la identificación del “qué” de la formación. Se trata de separar lo nuclear de lo accesorio, de ahí la denominación del producto. Una vez conseguido, la segunda acción a realizar se centra en la secuenciación interna del núcleo para facilitar la comprensión y, al mismo tiempo, presentar el conocimiento en las mejores condiciones para su aceptación.
Conformación de las membranas metodológicas
Cada núcleo de conocimiento estará circundado por una estrategia para que los participantes realicen el aprendizaje. Esta membrana debe conformarse a partir de los recursos metodológicos más apropiados para el contenido y las personas. Los Sistemas dinámicos de formación huyen de la ortodoxia metodológica. Así, una sola configuración puede albergar diferentes métodos en estado puro o entremezclados entre sí.
Ordenación de las células formativas en el ecosistema
No solo se trata de ubicar cada unidad en el momento preciso atendiendo a la progresión lógica de la enseñanza, sino más bien de disponerlas buscando la progresión ideal para el aprendizaje.
Readaptación del ecosistema
El progreso formativo proveerá nuevas condiciones a las que el ecosistema debe ser sensible. La intervención pedagógica debe ser permanente en este sentido, y estar focalizada en la evaluación y reconstrucción permanente del ecosistema. Esta fase requiere volver sobre las anteriores, lo que confiere a la secuencia metodológica un carácter cíclico que se desarrolla en una permanente espiral.