Los estudios a largo plazo proporcionan una valiosa información que nos permite identificar tendencias a largo plazo de poblaciones de animales (entre otros procesos que estemos estudiando), que, de otro modo, podrían resultar difíciles de corroborar. No obstante, a pesar de las importantes ventajas que podemos obtener de este tipo de estudios (algunas de ellas reflejadas en la Figura 1), su implementación requiere de logísticas y planes de gestión prolongados, incluyendo la necesidad de realizar inversiones económicas para el mantenimiento de las infraestructuras y equipamiento necesario para la recolección de las muestras y datos (por ejemplo, trampas de captura de insectos y atrayentes como el dióxido de carbono - CO2) y del personal encargado de su recolección, procesado y manejo (Imagen 1).
Figura 1. Representación esquemática de los principales pros y contras de los estudios a largo plazo de poblaciones silvestres.
Fuente: Elaboración propia del autor
Imagen 1. Trampas para la captura de mosquitos y otros insectos (izquierda) y proceso de identificación de las especies en el laboratorio (derecha).
Fuente: Autor, Josué Martínez de la Puente.
Los estudios longitudinales de poblaciones silvestres se han venido desarrollando en diferentes especies que incluyen tanto animales vertebrados como invertebrados. Dentro de ellos, destacan los estudios que se centran en el nivel poblacional, identificando el tamaño de las poblaciones animales en determinados lugares y su variación a lo largo de los años (ver figura 2). Además, existen otras aproximaciones de estudios longitudinales desarrollados en diferentes grupos animales, por ejemplo, aves y mamíferos, los cuales permiten el marcado individual de los organismos. Estos marcados individuales favorecen el seguimiento a largo plazo de cada individuo en particular y, por tanto, el estudio de diversos aspectos de su biología que puedan variar a lo largo de su vida (p.e. información individualizada sobre el uso del hábitat o de sus eventos de reproducción; Clutton-Brock y Sheldon 2010). En este último caso disponemos de ejemplos en la literatura que incluyen especies de aves paseriformes como el carbonero común Parus major o el herrerillo común Cyanistes caeruleus, donde sus poblaciones en áreas como Wytham Woods, en las proximidades de Oxford (Reino Unido), han proporcionado un elevado número de estudios a lo largo de los 75 años de seguimiento de esta población (http://wythamtits.com/). Los resultados de proyectos como este han favorecido un conocimiento exhaustivo de las especies modelo de estudio, que para los estudios desarrollados en Wytham incluyen aspectos de la interacción de las aves con otros organismos tales como los parásitos de la malaria aviar de transmisión vectorial (Wood et al. 2007). De manera similar, poblaciones de especies de aves como el herrerillo común han sido estudiadas en España durante años, pudiéndose identificar el papel de variables climáticas como la temperatura, precipitaciones y velocidad del viento en los insectos hematófagos voladores (Culicoides y simúlidos) que interaccionan con las aves en sus nidos durante una década (Castaño-Vázquez y Merino 2022). Otros ejemplos de estudios longitudinales pueden encontrarse en la reciente revisión de Sheldon y colaboradores (2022) publicada en la revista Nature Ecology and Evolution. En la tabla 1 se presentan diferentes ejemplos de programas de seguimiento de diferentes especies que incluyen mamíferos, aves e insectos desarrollados en diferentes regiones, incluyendo España.
Figura 2. Ejemplo figurado de un estudio longitudinal de las abundancias de las poblaciones de dos especies diferentes de animales,
por ejemplo, de mosquitos, a lo largo de un periodo de estudio de 42 años (desde 1980 hasta 2022).
Fuente: Elaboración propia del autor.
Cada una de las especies viene representada por un color diferente, azul o naranja. Los estudios de este tipo permiten identificar cambios en las tendencias poblacionales a lo largo del tiempo, a pesar de los drásticos cambios en la abundancia de cada una de las especies en los diferentes años de estudio. Esto sería especialmente notable en el caso de la especie representada en azul, donde a pesar de mostrar una tendencia positiva a lo largo de todo el periodo de muestreo, la abundancia de la especie (eje y) en el año 2011 alcanza valores muy inferiores a los encontrados anteriormente en 1982 y 1990. Por tanto, estudios aislados desarrollados en esos momentos concretos pueden dar una idea equivocada de las tendencias poblacionales de las especies a lo largo del tiempo. Las líneas punteadas representan las líneas de tendencia de las poblaciones de cada especie.
Tabla 1. Ejemplos de programas de seguimiento a largo plazo desarrollados impulsados por diferentes instituciones con el fin de cuantificar los cambios poblacionales de diferentes especies animales en diversas regiones.
Organismo modelo de estudio | Área de estudio | Comentarios |
Micromamíferos |
España | Iniciado en 2008, el programa de Seguimiento de micromamíferos comunes de España (SEMICE) es un proyecto de monitoreo de micromamíferos o pequeños mamíferos comunes a gran escala y largo plazo. Los detalles del mismo se pueden encontrar en: https://www.semice.org/es/inicio/ |
Aves | España | El programa Sacre impulsado por la sociedad SEO/Birdlife inició la recolección de datos en 1996 que continúa hasta la actualidad, con el fin de cuantificar los cambios en las aves comunes en primavera. Esta sociedad impulsa otros programas de seguimiento que pueden consultarse en: https://www.seguimientodeaves.org |
Mariposas | Reino Unido | El United Kingdom Butterfly Monitoring Scheme (UKBMS) es un monitoreo de poblaciones de mariposas que se inició en 1976. La metodología empleada ha sido el modelo seguido en otros países europeos para identificar el cambio en las poblaciones de mariposas a lo largo de los años. Se puede encontrar información detallada del programa en su página web: https://ukbms.org |
Mariposas | Cataluña y regiones colindantes | El programa Butterfly Monitoring Scheme a Catalunya (CBMS) nace en 1994 para identificar los cambios en las poblaciones de mariposas. La pagina web del proyecto puede visitarse en: https://www.catalanbms.org/ca/projecte/ |
Fuente: Elaboración propia
En el caso de los insectos, encontramos numerosos ejemplos de estudios longitudinales a nivel de población, pero que no controlan animales individualmente marcados o reconocibles.
Estos estudios han permitido disponer de valiosa información sobre los cambios temporales de aspectos como la densidad de diferentes especies durante décadas, con ejemplos en diferentes taxones realizados en múltiples lugares (ver, por ejemplo, Harrington et al. 2007 para un estudio longitudinal con áfidos).
Igualmente, para el caso de especies fácilmente identificables por su morfología externa, podemos encontrar series temporales de datos de larga duración, que permiten identificar aspectos como la variación interanual en la aparición de las especies y los factores ambientales que determinan estas variaciones. Esto es especialmente relevante para el caso de registros desarrollados a gran envergadura, que no se limitan al estudio de poblaciones de lugares concretos, sino que consideran la recolección de datos a una escala mucho más amplia.
Un magnífico ejemplo de ello lo encontramos en los datos analizados por Gordo y Sanz (2006), donde los autores se sirven de una serie de registros recolectados por voluntarios entre 1952 y 2004 sobre las fechas de primera aparición anual de dos especies de insectos, la abeja europea Apis mellifera (Hymenoptera: Apidea) y la mariposa blanquita de la col Pieris rapae (Lepidoptera: Pieridae). Estos datos fueron registrados siguiendo el protocolo propuesto por el Instituto Nacional de Meteorología de España. En conjunto, los autores se sirvieron de miles de registros recogidos por observadores en más de 700 localidades de España. Esta información permitió, como ya comentamos anteriormente, abordar el estudio de diferentes aspectos de la biología de las especies animales, destacando la identificación de los efectos de la temperatura, una variable especialmente afectada por el cambio climático, y otros componentes del cambio global, tales como los usos del suelo, incluyendo la antropización del medio (Gordo y Sanz 2006; Gordo et al. 2010). Estos factores suponen un aspecto fundamental en la ecología de los insectos en general, y los mosquitos en particular, debido a los efectos de las variables climatológicas tales como la temperatura o la precipitación sobre sus poblaciones. Por tanto, las investigaciones que analizan series temporales largas de datos de capturas de mosquitos y otros insectos vectores tiene claras implicaciones sanitarias, pues permiten identificar cambios en la abundancia de los mosquitos a lo largo del tiempo y alteraciones en la densidad de sus poblaciones a lo largo del año, lo que puede representar un claro impacto en la epidemiología de los patógenos que pueden transmitir a los animales y las personas.